Vitoria. El ilustrador vitoriano Mauro Entrialgo se ríe con ingenio de lo absurdo que resultan algunas situaciones cotidianas en Plétora de piñatas, primero de los tres volúmenes que recopilarán las más de mil tiras cómicas que dibujó para el diario Público entre 2007 y 2011.

"En este libro están las primeras 365 tiras de humor gráfico de la serie, prologadas por un interesante texto del escritor Rafael Reig", explica Entrialgo. Las piñatas, describe el autor, son "artefactos grotescos de aspecto tenebroso, pero si se golpean lo suficiente, se desgarran derramando por el suelo su contenido de colorines", unos colorines que en la vida real son como las risas. Eso es precisamente lo que hace Entrialgo en Plétora de piñatas (Astiberri), diseccionar la realidad, reirse sin pudor de las situaciones más ridículas para que esa "piñata de aspecto grotesco" que es la vida lo sea un poco menos.

Con una mirada crítica y penetrante, da un repaso a la sociedad actual para señalar manías absurdas e incongruencias, y se burla con ingenio de las relaciones de pareja, de los abusos de autoridad, las mentiras comunes, las palabras de moda o las nuevas tecnologías. "Hablo de prácticamente cualquier aspecto de nuestro entorno contemporáneo: el arte, la política, el urbanismo, las redes sociales, el cine, el rock, la literatura, el periodismo... incluso de la física de partículas", adelanta.

Todo ello con un humor brillante y gamberro con el que quita importancia a los problemas que preocupan a la gente, y que también utiliza en su día a día. "Estoy tan habituado a utilizar el humor que me resulta muy difícil contar algo sin recurrir a él. De hecho, hay veces que esto hace que me meta en problemas, porque no soy capaz de aguantarme un chiste cuando me lo ponen a huevo en la vida real incluso cuando socialmente no sería conveniente soltarlo".

En cuanto al dibujo, el historietista practica un estilo sencillo, centrado en los personajes y no tanto en el ambiente, de imágenes con mucho color y viñetas alargadas, siempre tres en cada página. "Soy más dibujante de rotring que de plumilla o pincel", reconoce.