PAMPLONA. "Cantar en la lengua de tu elección te hace sentir parte de una comunidad, en términos creativos es un camino sin fin. Me siento muy libre, escribo como quiero y eso es un gran privilegio, algo que primo por encima de otras cosas", ha manifestado el cantante en una rueda de prensa en Pamplona.

Tras reconocer que "cantar en una lengua minorizada te hace no ser homologable", ha apuntado que eso no sucede solo en esos casos y se ha preguntado "¿quién escucha rock en alemán? La música tiene sus estereotipos que son los que se radian, fuera de eso hay un circuito para gente que tiene otro tipo de sensibilidad, que buscan otras cuestiones que no son lo habitual".

Acompañado por un cuarteto, Ordorika presentará su nuevo disco, compuesto por once canciones grabadas en Nueva York, a las que unirán otras piezas de su repertorio.

El cantante, quien ha recalcado que su objetivo es "sonar como una banda, no ser Ruper más unos músicos", ha explicado su vinculación con Nueva York, una ciudad en la que estuvo viviendo un tiempo y en la que ya había grabado otro disco, a la que acude porque el estudio donde graba le permite grabar con cintas, "al viejo estilo analógico", que es como a él le gusta.

"Cuando grabas con una cinta que va girando no puedes especular, la entrega de los músicos es diferente, grabamos todos juntos y yo busco ese sonido", ha afirmado Ordorika, quien ha apuntado que si puede volverá.

Al respecto ha añadido que "lo bueno que tiene la música es que toda libertad es poca" y además de esta manera se pone en práctica la idea de que "la música no conoce barreras".

Y es que "cuando cantas en una sala con un guitarrista que nació en los suburbios de Nueva York pero es judío, con un batería que es califoniano, con un bajista islandés y cantas en euskera y aquello funciona como una máquina, eso habla por sí solo, es bueno para la canción", ha aseverado el músico guipuzcoano.

Respecto a las canciones de su último disco ha comentado que las ha escrito él solo, así como que normalmente trabaja muy poco sobre temas.

Ha reconocido que hace tiempo que cambió de método y ahora las canciones las hace a partir de la música, trata de dejarse llevar, de escuchar la melodía y eso le lleva a un ambiente, a cuestiones que pesan en su ánimo y que no sabe como se llaman y a su propia experiencia.

Tras afirmar que le gustan las canciones que tienen un punto balsámico, que son capaces de ayudar a cambiar de ánimo, ha comentado que en este disco habla de paisajes, de luna y de árboles, mientras que en sus primeras obras le gustaban más las "lavanderías, los bares y las ciudades", aunque, ha dicho que no sabe "por qué".

En cualquier caso ha opinado que "los discos se hacen verdaderamente redondos cuando empiezas a tocarlos, empiezan a limarse en los conciertos", una canción "se completa cuando alguien la canta y la escucha".

Respecto a su actuación en el teatro Gayarre ha comentado que acudir a este escenario es "increíble" y es que pese a que todos los locales, teatros o clubes, son importantes "venir a Pamplona siempre es una fecha señalada".