MADRID. Los investigadores proporcionan la primera evidencia de que la cultura en los seres humanos y grandes simios tiene las mismas raíces evolutivas, dando respuesta asi a la polémica pregunta sobre si la variación en los patrones de comportamiento de los orangutanes es producto de la cultura, o está causada por factores genéticos e influencias ambientales.
En los seres humanos, las innovaciones de comportamiento son por lo general transmitidas por la cultura de una generación a otra a través del aprendizaje social. Para muchos, la existencia de la cultura en el ser humano es la adaptación clave que nos diferencia de los animales. Si la cultura es exclusiva de los humanos o tiene raíces evolutivas más profundas sigue siendo, sin embargo, una de las preguntas sin resolver para la ciencia.
Hace unos diez años, los biólogos que habían estado observando a los grandes simios en su hábitat natural registraron una variación geográfica de los patrones de comportamiento que sólo podían haber surgido a través de la transmisión cultural de innovaciones, al igual que en los seres humanos. La observación provocó un intenso debate entre los científicos que todavía hoy persiste. A día de hoy, todavía se discute si las diferencias geográficas en la conducta son producto de la cultura o el resultado de factores genéticos e influencias ambientales.
NO ES UNA CONDICIÓN EXCLUSIVAMENTE HUMANA Los antropólogos de la Universidad de Zurich han estudiado si la variación geográfica de los patrones de comportamiento en nueve poblaciones de orangutanes en Sumatra y Borneo puede ser explicada por la transmisión cultural. "Este es el caso, la interpretación cultural de la diversidad de comportamiento también se aplica a los orangutanes, y ocurre exactamente de la misma manera que podemos esperar de la cultura humana", explica Michael Krützen, primer autor del estudio publicado en la revista Current Biology.
Los investigadores muestran que los factores genéticos o factores ambientales no pueden explicar los patrones de comportamiento en las poblaciones de orangutanes. La capacidad de aprender cosas socialmente y transmitirlas evolucionando a lo largo de muchas generaciones, no se produce solo en humanos sino también en monos.
"Parece como si la capacidad de actuar culturalmente estuviera dictada por la larga esperanza de vida de los monos y la necesidad de ser capaces de adaptarse a las cambiantes condiciones del medio ambiente", añade Krützen, concluyendo que: "Ahora sabemos que las raíces de la cultura humana son mucho más profundas de lo que se pensaba. La cultura humana se construye sobre una base sólida de muchos millones de años y se comparte con los otros grandes simios".
En su estudio, los investigadores utilizaron el conjunto de datos más grande jamás recopilado para una especie de grandes simios. Los investigadores analizaron más de 100.000 horas de datos de comportamiento, creó perfiles genéticos de más de 150 orangutanes salvajes y midió las diferencias ecológicas entre las poblaciones con imágenes de satélite y técnicas avanzadas de teledetección.
"La novedad de nuestro estudio", dice el co-autor Carel van Schaik, "es que, gracias a la magnitud sin precedentes de nuestra base de datos, fue el primero en medir la influencia que la genética y los factores ambientales tienen en los diferentes patrones de comportamiento entre diferentes poblaciones de orangután".
Cuando los autores analizaron los parámetros responsables de las diferencias en la estructura social y la ecología del comportamiento entre las poblaciones de orangutanes, las influencias del medio ambiente y, en menor medida, los factores genéticos jugaban un papel importante, lo que demuestra que los parámetros medidos fueron los correctos. Esto, a su vez, fue fundamental en la cuestión principal de si los factores genéticos o factores ambientales pueden explicar los patrones de comportamiento en las poblaciones de orangutanes.
"Ese no era el caso. Como resultado, podemos demostrar que una interpretación cultural de la diversidad de comportamiento también se aplica a los orangutanes," conluye van Schaik.