Barcelona. El escritor madrileño Javier Moro afirmó que con la novela El imperio eres tú, ganadora del Premio Planeta el sábado por la noche, quería meterse en "la psique masculina" del primer emperador de Brasil, Pedro I, "un hombre mitad don Juan mitad Quijote".

En la novela, Moro utiliza un narrador en tercera persona para entender la mente del emperador, que era "un apasionado de las mujeres, de los caballos y de la política", señaló en una entrevista concedida a Efe. Pedro I, que hoy sería un "hiperactivo", dejó una huella que marcó la historia de dos continentes, y en solo 36 años de vida, pues murió muy joven por culpa de una tuberculosis, después de haber vencido en una guerra civil contra su hermano, en lo que Moro llamó "una prefiguración de nuestra guerra civil española".

Para el autor de Pasión india, el monarca brasileño fue "un personaje contradictorio, desconcertante, insólito, muy difícil de enmarcar, difícil de definir", pero cree que "al final todas sus historias de amor, sus peripecias, sus aventuras no interesarían tanto si no hubiera hecho lo que hizo: contribuir a la lucha por la libertad en el mundo". Entre sus logros políticos, Moro cita que consiguió la independencia de Brasil y que promovió varias constituciones, entre ellas la brasileña, que "todavía está en vigor". Además, abdicó como rey de Portugal y de Brasil en favor de su hija María y su hijo Pedro, respectivamente, e incluso rechazó ser el rey de Iberia (España y Portugal), como le proponían los liberales.

Moro admitió que "la independencia de Brasil fue el principio de la decadencia de Portugal, porque la corte se trasladó a Brasil y con ella el 10% de la población portuguesa, las élites intelectuales, económicas y políticas". De no haber muerto de manera prematura, aventuró el autor, "seguramente Pedro I habría seguido su política y habría acabado con un papel importante en Europa, porque se convirtió en el icono de los liberales europeos".

La novela atiende a esa justa fama de mujeriego -se le atribuyen más de un centenar de hijos de los que reconoció una docena- y se detiene en una de sus amantes, Domitila de Castro, a quien el emperador puso una casa a tiro de pájaro de su palacio. "Ambos vivieron una historia muy tórrida, tan apasionada que le llevó a la ruina", señala Moro de aquella relación, una prueba más de que el emperador "estuvo muy influenciado por las mujeres".