SI un accesorio personifica este concepto, versátil donde los haya, es el sombrero. Y si hubiera que ponerle un nombre, sería cloche. Puede parecer poco práctico, o incluso pasado de moda, pero este básico de mediados de los años 20, complemento indiscutible de las mujeres creadas por el genial dibujante Rafael de Penagos, tiene la capacidad de amoldarse a los nuevos tiempos y de tentar a toda fashion victim.

Aunque la tiranía de la moda como tal no existe, y ya no resulta obligatorio combinar este tipo de sombreros con los cabellos cortos, las prendas sueltas y las uñas pintadas de la época, sí es cierto que el cloche favorece mucho más a las siluetas con los hombros despejados. Así, se convierte en gran aliado de las mujeres que han cortado por lo sano con su melena para huir de los rigores del verano y que, quizás a su pesar, han de seguir lidiando con los cabellos cortos una vez olvidados los sudores estivales. Uno de los principales iconos del mundo de la moda en lucir cabello corto (y pantalones) fue Coco Chanel, símbolo de la emancipación de la mujer, de la libertad y, cómo no, de la elegancia. De hecho, las primeras innovaciones que tenían por objeto avanzar en la liberación femenina las introdujo en el campo de los sombreros, cuyo tamaño redujo considerablemente y a los que despojó de la habitual exuberancia reflejada en extravagantes adornos.

Y es que, tras la Primera Guerra Mundial, el papel de la mujer en la sociedad comenzó a cuestionarse. Ante la escasez de hombres (caídos durante el conflicto), el rol de esposa y madre ejemplar empieza a ser sustituido por el cliché de mujer fatal, devoradora de hombres, directamente inspirado en las divas de Hollywood (con Greta Garbo como uno de los principales exponentes), que comienzan ya a ejercer una influencia capital en los modos de vestir de las personas corrientes. De esta manera, el pelo corto coronado por un cloche, el maquillaje extremo y el perfume se abren paso entre las mujeres de los llamados felices años 20.

En España esta tendencia tardó en consolidarse, pero los dibujos de Penagos obraron el milagro. Siguiendo la máxima acuñada por Oscar Wilde de que "la vida imita al arte", las mujeres adoptan la estética impuesta por el ilustrador e inundan los salones del Ritz y los estrenos teatrales con la moda más vanguardista, donde el corte de pelo a lo garçon, el sombrero cloche y el (casi) exceso de pintura en los ojos eran ingredientes fundamentales.

En el ámbito internacional, Coco Chanel fue también la primera diseñadora en utilizar el punto para la confección de la ropa exterior femenina, con el fin de abaratar costes en una época marcada por la austeridad derivada de la Primera Guerra Mundial, primero, y del crack el 29, después. En la actualidad, apenas podríamos imaginarnos un armario sin este tipo de prendas, que destacan por su comodidad y fácil adaptación a los más diversos estilismos. Pero si bien el punto nunca podría ser eliminado de nuestro fondo de armario, el caso de los sombreros es radicalmente distinto. Cuestionados al asociarse a la extravagancia o la incomodidad, muchas mujeres renuncian a ellos pese a los dictados de las pasarelas, que afirman lo evidente: el sombrero vuelve con fuerza. Sin ir más lejos, la colección de alta costura para el próximo otoño invierno de la casa Chanel, liderada ahora por el infatigable Karl Lagerfeld, muestra todos sus exquisitos modelos complementados con el sombrero correspondiente; y Armani ha hecho lo mismo en sus propuestas para la temporada estival que ahora termina. De hecho, uno de los complementos estrella de casi todas las casas de moda para este verano de 2001 ha sido el sombrero, si bien las firmas se han decantado por revisionar uno de los clásicos, la pamela. Diseñadores como Marc Jacobs, Maurizio Pecoraro y Sonia Rykiel han jugado con los grandes volúmenes y las formas hippies para dar un toque de glamour a los paseos marítimos en que se convierten las pasarelas ante la llegada del buen tiempo. >dna

Sarah Jessica Parker. Si en verano se acepta todo tipo de propuestas, entre las que se incluye la archiconocida pamela de rafia, el 'cloche' es el comodín, ya que sirve para cualquier época del año. Estrellas como Miranda Kerr o Sarah Jessica Parker ya se han dejado ver con uno, así que su salto a las calles de cualquier ciudad está al caer, solo falta perderle el miedo y dejarse seducir por su encanto. Las más atrevidas pronto lo harán siguiendo el halo de la actriz, que en los últimos tiempos se ha convertido en todo un icono. La segunda estrella femenina mejor pagada de Hollywood portó un cloche negro como complemento perfecto de un traje de falda en 'tweed' jaspeado el año pasado.

Angelina Jolie. Encabeza la lista de Forbes por delante Sarah Jessica Parker y también ha lucido uno, si bien por motivos de trabajo. Lo hizo en la película de Clint Eastwood 'El intercambio', ambientada en los años 20, la época que vio nacer este elegante y llevadero sombrero.

Los diseñadores. Con estos precedentes como garantía, firmas como Dior o Armani y tiendas on line como Soul of the Rose ya ofrecen algunos modelos al público desde sus páginas web, seguros de que, además de pasado, el 'cloche' (matizado por el paso del tiempo y la adecuación a las nuevas líneas y formas de vida) tiene un futuro cierto como símbolo de distinción en el vestuario femenino.