vitoria. Si no está roto, no lo arregles. Para su segunda edición, Korterraza no mueve ni una silla. Sólo las gira de nuevo hacia la pantalla y añade, para completar el menú, algunos ingredientes anexos, algunos sabores nuevos. La apuesta por el cine -en corto- al aire libre de la cafetería Virgen Blanca suma a su programa un poco más de música en directo y también más dinero en premios -un total de 2.500- en su nueva apuesta por el género, que tendrá lugar la próxima semana, de jueves a sábado.
"Mucha comedia y bastante drama y animación". Así describe Xabier Vitoria, uno de los responsables del local hostelero, la remesa de cortometrajes que compite en esta nueva edición del festival cinematográfico. De nuevo un total de 34 piezas -escogidas de un total de trescientas enviadas- optan al galardón Korterraza (1.500 euros) y al Premio del Público (1.000 euros). El jurado, compuesto por David Gotxikoa Gotxi (responsable de Gauekoak), Charlie Faber (periodista musical), y Roberto Flores e Iván Pascual (locutores de Radio Vitoria), se encargará de la primera de las decisiones. Los asistentes harán lo propio con la segunda, a través del correo electrónico (korterrazza@gmail.com) o de unas urnas habilitadas en el propio local hostelero.
Todo comenzará el miércoles, a las 19.30 horas. El concierto de Mamafunko -versiones de James Brown, Funkadelic, Stevie Wonder...- abrirá la cita, en la que se proyectarán ocho piezas. Además, la organización recomienda acercarse a ella con una cámara de fotos. No desvela -ni revela- nada más de la sorpresa de esta cita inaugural.
Alberto San Juan, José Luis Gil, Fernando Tejero, Elsa Pataky, Kira Miró, Gorka Otxoa, Leticia Dolera, Beatriz Carvajal... Son algunos de los protagonistas de los cortometrajes a concurso, que el jueves incluirá hasta cuatro piezas con label alavés, un sello que se tratará de expandir el año que viene con una jornada exclusivamente dedicada a obras con firma territorial, en función, claro, de la recepción.
En esta ocasión, las piezas autóctonas serán Daisy Cutter (Enrique García y Rubén Salazar), Lucía (Beñat Fontaneda), Uxue (Aitor López de Aberásturi) y Jugando con la muerte, en una versión recortada de quince minutos que Paul Urkijo ha realizado especialmente para la cita. A Contra Blues -que mezcla swing, jazz, blues, rock, country...- será la banda protagonista de esta velada en el aperitivo musical.
La tercera jornada (viernes, único día que comienza a las 21.00 horas) será la única que no contará con esa banda sonora anexa en directo, aunque, en función del éxito de la primera jornada, quizás se repita el -ya no tan sorprendente- juego con las cámaras fotográficas. Para la sesión del sábado, la banda escogida para abrir paso a los cortometrajes es Second Liners, de nuevo con el baile -con el soul y el funk- como principales claves de sus ritmos y melodías.
Será, además, el momento de la clausura del festival, con la entrega de premios y una sesión de DJ a cargo de uno de los integrantes del jurado, el especialista de Radio3 Charlie Faber. Juez... y parte.
Hay muchas formas de acercarse a Korterraza. Llegar a las 19.30 horas para asistir a los conciertos. A las 21.00 para sumarse a las proyecciones. O, simplemente, picotear de ambas, de lo que uno desee, gracias a la gratuidad y flexibilidad de la propuesta, que el año pasado premió al corto Adiós, Muñeca, del director Hugo Sanz, y en esta ocasión añade el galardón del público, que además opta por su participación -el mero hecho de votar- al sorteo de una comida gratis en el restaurante Virgen Blanca.
Echando la mirada atrás, rebobinando hasta el anterior y pionero certamen, Xabier Vitoria recuerda que "salió todo muy bien; hombre, de vez en cuando pasa un autobús, pero creo que la gente lo entiende". Las 23.00 horas es el margen que maneja el encuentro como cierre de cada jornada para adaptarse a otros horarios, los de la convivencia con la vecindad. Enviados a través de correo ordinario o de la plataforma digital Movibeta, los cortos de esta edición triplican al centenar de la primera, mostrando la ampliación del eco del festival, que vuelve a abrir su acera como el año pasado, cuando los asistentes se acercaron hasta él con sus propias sillas. La acera se calza de cine.