Vitoria. Parece que fue ayer, y otro curso ha volado en la Escuela de Artes y Oficios, que ya prepara su próxima incursión didáctica. Mientras tanto, como es costumbre, el departamento de textiles cierra el ciclo expositivo con una muestra colectiva, acompañada esta vez -hasta el día 24- por una selección de trabajos de Rudy Vintage.
¿Saben aquello de de la mar el mero y de la tierra el cordero? Pues la veintena larga de alumnos de textiles -no se dedican a coser, para el que guste de estereotipos- funden ambos conceptos en una instalación en la que la lana dibuja olas, en la que el agua resulta extrañamente acogedora. Y tan misteriosa y onírica como siempre. Cada vez que terminan una muestra, los discípulos de la profesora Puy Díaz de Tuesta ya conocen el tema de la siguiente. En este caso era El mar, que ha surgido de un manantial de trabajo de apenas tres semanas, mezclando máscaras -técnica de nudos-, transparencias, barcos, piratas y un acuario-teatro donde luces y colores son los aliados.
"Todo ello nos ha hecho sacar sentimientos y eso es lo que más nos importa", apunta Díaz de Tuesta, que aplaude el haber contado al fin con dos alumnos -en masculino- entre su habitual omnipresencia femenina. Fieltro elaborado a partir de lana de oveja de vellón y cuerda de sisal son las principales materias primas de esta delicada pieza que extiende su telaraña marina por los pasillos de la Escuela de Artes y Oficios.
"Hoy te quiero como el mar quiere a su agua", recitan con su trabajo los alumnos de textil, haciendo suyas las palabras del poeta, acercándose al piélago desde muchas perspectivas temáticas, "pero siempre en libertad, notando cómo el agua limpia la emoción, del espíritu y del cuerpo con la misma intensidad con la que Pedro Salinas escribió estas palabras".
Con las palabras juega casi más que con la propia plástica Rudy Vintage, el otro protagonista de la última remesa de piezas de la Escuela de Artes y Oficios. "Voy a tratar de ser breve pero confuso", comienza, poniendo sobre la mesa un humor cáustico y desbordado. Líneas, formas y colores contrapuestos son las herramientas que escoge su creación, jugando con cromatismos y composiciones en la decena de piezas seleccionadas.
"Va un poco sobre las manchas", explica, sin desvelar demasiado de su No hay dos sin tres, selección que destila su trabajo en el departamento dedicado a la serigrafía. A modo de collage, su trabajo efectivamente se deja llevar por la intuición de formas, siluetas y golpes escenográficos, convirtiéndose en un contrapunto de la difuminada propuesta de textil.
No es la primera vez que Rudy Vintage muestra su trabajo. Ni tampoco el estreno de la gente de textil, que ya sabe que el tema del año que viene será La tintorería. Pero eso queda todavía demasiado lejos. Todavía quedan la inauguración de hoy, las tres semanas de muestra... El curso sigue aún su curso.