Donostia. "Txakurra naiz, eta librea. Gogoak ematen didana egiten dut. Gogoak ematen didana jaten dut gogoak ematen didan orduan. Gogoak ematen didan arte ikusten dut telebista. Gogoak ematen didana esaten dut. Gogoak ematen didanean atera-tzen naiz kalera". (Soy perro y libre. Hago lo que me da la gana. Como lo que me da la gana a la hora que me da la gana. Veo la tele hasta la hora que me da la gana. Digo lo que me da la gana. Salgo a la calle cuando me da la gana).
Se trata de un fragmento del último cuento infantil de Bernardo Atxaga, Xola eta Ameriketako izeba, en donde el autor asteasuarra, en colaboración con el dibujante gasteiztarra Mikel Valverde, analiza el papel que juegan los estereotipos en el comportamiento con los demás. "La materia de fondo de la historia es qué ocurre cuando sobre una mujer desconocida existe una previsión, un prejuicio, unas ideas estereotipadas", explicó el autor en la presentación del cuento que tuvo lugar ayer en Donostia. Y es que es precisamente lo que le ocurre a Xola, un peculiar perro al que da vida Atxaga. El animal es dueño y señor de su casa hasta que recibe la noticia de que una tía de América, Clementine, va a venir de visita.
A partir de entonces, Xola ve cómo el pequeño imperio en el que ha convertido su vida y su tan ansiada libertad empiezan a tambalearse. "La cuestión de fondo trata en ver quién de los dos es el sujeto que mejor se adapta a estos estereotipos, ya que lo que sucede es que se da una inversión de la propia percepción", adelantó el escritor guipuzcoano.
Xola eta Ameriketako izeba es el último de una serie de libros que toman como protagonista a este simpático y peculiar perro. Un libro que huye de la fantasía y la ficción para dar cuenta de la realidad. "A pesar de lo que puede parecer, Xola eta Ameriketako izeba es un cuento muy realista", afirmó el autor. "Xola es una realidad de la ficción de la literatura, un catalizador a través del cual se muestra la realidad que existe detrás". Atxaga comparó así su personaje con la luna de un coche. "El cristal lo utilizamos para ver el camino, el paisaje, pero si nos fijamos bien podemos reparar en él y ver las pequeñas motas de suciedad", explicó.