Londres. La boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton ha dado lugar a todo tipo de apuestas. Cuando queda poco más de una semana para el que se considera el enlace del año, la casa británica William Hill da la opción a que uno se juegue sus libras en las apuestas más estrambóticas. Por ejemplo, ofrece 8 contra 1 a que las cámaras de televisión que grabarán la boda recogerán al príncipe Felipe, marido de la reina Isabel II, de casi 90 años, mientras echa una cabezadita durante el servicio.
Otras apuestas a las que ha dado pie el evento real especulan con la posibilidad de que la ex Spice Girl y ahora diseñadora de moda Victoria Beckham acuda al acto vestida con uno de sus propios trajes, lleve gafas de sol negras dentro de la iglesia o que su marido, David Beckham, se ponga un frac. Más improbable parece que la antes conocida como Spice Pija sea la misteriosa diseñadora del vestido que lucirá la novia y que, hasta la fecha, sigue siendo el secreto mejor guardado de los preparativos para el gran día. Lo cierto es que la excantante está dando mucho juego y también hay apuestas sobre la posibilidad de que la niña que espera el matrimonio se llame Catherine o que las componentes del grupo de pop Spice Girls amenicen la celebración.
En cuanto a las apuestas que escogen como blanco a los protagonistas del enlace o a la Familia Real, los británicos se juegan su dinero a adivinar si Kate Middleton firmará un contrato prematrimonial y barajan también la posibilidad de que su padre rompa en sollozos al acompañarla hasta el altar. También se preguntan si la prometida de Guillermo se pondrá la tiara de la familia Spencer o si su madre, Carole Middleton, mascará chicle durante el servicio religioso. El príncipe Enrique tampoco se salva y, así, William Hill ofrece a sus clientes la posibilidad de que apuesten si el hermano del novio es el que recoge el ramo de la novia, animan a adivinar si el padrino se olvidará el anillo o se le caerá durante la ceremonia o, aún peor, si el hijo menor de Carlos de Inglaterra logra o no terminar su discurso debido a un hipotético estado de embriaguez.
Ayer también se supo que la gran mayoría de sus compatriotas no envidia a Kate Middleton, según un sondeo del instituto YouGov y la plataforma MyDaily.co.uk. Así, el 86% de las británicas encuestadas señalaron que no se cambiarían por la futura princesa. De ellas, el 44% señala como motivo la imposibilidad de vivir una vida normal, mientras que el 18% teme el escrutinio público y el 10%, la enorme atracción mediática.