vitoria. Sus cabellos son de oooro... A partir de Navidad, ya todo huele a año entrante, así que la Coral Manuel Iradier se lanza ya a celebrar su medio siglo de vida con un extenso programa que abrirá, la tarde del domingo 26, el Teatro Principal. Hasta una veintena de conciertos -por lo menos- se extienden ya en el año que conmemora sus cinco décadas de música, que guardan sorpresas en muchos soportes.
Pero la Manuel Iradier está hecha de música. Y la música lleva la batuta. Lo hará dentro de ocho días en las tablas de la calle San Prudencio, con un programa (20.00 horas) que abren los niños cantores de Vitoria, continúa un homenaje a Luis Aramburu y cierra, cómo no, una selección de villancicos navideños.
Para la siguiente festividad relevante, Semana Santa, la coral prepara un concierto de canto gregoriano y polifónico, a capela, en Santa María, al que seguirá el pregón de La Blanca y la tradicional misa pontifical, el 5 de agosto en San Miguel. Otra jornada especial, abriendo el otoño, será la que comparta con la Orquesta Sinfónica de Euskadi el 29 de septiembre. Juanjo Mena dirigirá al elenco, de nuevo en el Principal, con el Requiem de Mozart como pieza principal.
Entrelanzando todas estas grandes citas, el calendario llevará a la Manuel Iradier por múltiples escenarios alaveses. Y llegará Santa Cecilia, en el Carmen. Y de nuevo la Navidad, en el Principal. "Y esperamos hacer algún viaje en medio, todos los años hacemos alguno", apunta el director, Emilio Ipinza.
El aniversario se presta siempre al recuerdo, a volver la mirada atrás, y Emilio rememora el germen coral de la Excursionista Manuel Iradier, aquellas canciones con que rendían tributo en San Vitor, en torno al mes de mayo, a los miembros que habían alcanzado el ascenso de cien montes. "Ni pensábamos que íbamos a llegar a donde hemos llegado", añade.
Y han sido muchos dondes. Italia, Suiza, Polonia, Austria, Rusia, Argentina... Cerca de tres mil conciertos jalonan el camino abierto por los muchos intérpretes que han pasado -quedan cuatro miembros originales- por una agrupación siempre bien acompañada. Acompañada por Guridi, Sorozabal o Uruñuela. Por Bach, Puccini o Mendelssohn. Por variados registros de voz que "han ido uniéndose con colores y tonalidades diferentes", apunta el presidente de la coral, Koldo Barredo.
"Siempre he dicho que somos como una familia", define Ipinza, que se confiesa "amigo de todos", pero a la vez inflexible. "Cuando ensayo saco la mala leche, eso sí, una vez hecha la labor, nos tomamos todos un vinito". No le hace falta ninguno antes de salir a escena, pero asegura que, "después de cincuenta años aún me pongo nervioso al salir al escenario".
Algunos de los trajes con que han visitado esas tablas podrán verse en una exposición que, del 11 de mayo al 19 de junio en la sala Luis de Ajuria, repasará con un abanico formado por fotografías, partituras y demás elementos la historia de una formación "de cultura y de tradición, transmitidas a través de la música de generación en generación", apunta Barredo.
También un libro conmemorativo repasará la vida de la Manuel Iradier en sus bodas de oro. Y lo hace ya un cartel elaborado por Mintxo, que se encontró con un reto a la hora de atrapar lo intangible en el papel. "¿Cómo pasar la música a imagen?", se preguntó el artista, antes de aferrar el lápiz. "En una coral los individuos están en función del grupo y aquí son una colectividad enraizada con lo que significan la cultura vasca y Álava". Dicho y hecho. Pensado y dibujado. Desde el atril alavés, el pentagrama despega y vibra en el cartel por los cincuenta años de labor musical de una de las corales alavesas por antonomasia. Emilio tiene la voz tomada. "Será de chillarnos", bromean los coralistas. Pues todavía queda mucho que cantar y que celebrar. Todavía no ha empezado 2011. Los cabellos de la Iradier son de oooro...