Madrid. El cantaor Enrique Morente falleció ayer en Madrid a los 67 años de edad, tras las complicaciones surgidas a raíz de la operación de úlcera a la que fue sometido el pasado día 4, y que le mantenían desde anteayer en estado de muerte cerebral. Morente, que hubiera cumplido el próximo 25 de diciembre 68 años, fue operado el 4 de diciembre en la clínica La Luz de Madrid de una úlcera, una intervención que obligó dos días después a su traslado a a la UCI del hospital, donde fue nuevamente operado el día 6. Desde anteayer, el cantaor se encontraba en estado de muerte cerebral. Un comunicado de la familia Morente difundido por la Sociedad General de Autores de España (SGAE) señalaba que el cantaor falleció pasadas las 17.00 horas "después de varios días de denodada lucha contra la muerte".

"Enrique Morente, un creador único y una persona maravillosa, deja un enorme vacío en nuestros corazones y en el de la música, a los que se dedicó por entero y con entrega a lo largo de toda su vida", subrayaba la nota de la familia. La capilla ardiente se instalará hoy en la sede de la SGAE a partir de las 15.00 horas. El cantaor iba a realizar sendos conciertos en Pamplona el Teatro Gayarre el día 15 y en Vitoria en el Teatro Principal el día 16.

creativo y vanguardista

Maestro del cante flamenco

Nacido en el barrio granadino del Albaicín, Morente fue uno de los grandes renovadores del flamenco. Su talento, inquietud y búsqueda de nuevas formas de expresión le fueron reconocidos con distinciones como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Casado con la bailaora Aurora Carbonell y padre de tres hijas, entre ellas la cantante Estrella Morente, el cantaor preparaba actualmente un disco titulado El barbero de Picasso, en homenaje al pintor malagueño.

En 1967 grabó su primer disco Cantes flamencos y, desde Homenaje flamenco a Miguel Hernández, de 1971, las adaptaciones de poetas como de San Juan de la Cruz, fray Luis de León, García Lorca, Alberti, Machado o Guillén se convirtieron en una constante de sus letras.

El cantaor, que podía presumir de ser el único capaz de cantar los "49 palos y medio" del "jondo", volvió al "cante puro" con el Homenaje a Don Antonio Chacón (1977). En 1994 se convirtió en el primer cantaor galardonado con el Premio Nacional de Música, y se consolidó hacia 1997 con la obra Omega.

Morente era todo: el ortodoxo, el vanguardista, el que se adapta, el que experimenta, el paciente, el escapista, el de vertiginoso pensamiento y sentencias como fogonazos geniales, el de las rendijas por ojos, el de amigos hasta en el infierno, pero, sobre todo, el artista que hiciera lo que hiciera fascinaba al público. "Creativo", como él llamaba a contar más "embustes" que el mítico Pericón, llevaba a sus 68 años casi cumplidos -los hubiera hecho el día de Navidad- medio siglo de carrera y tenía entre sus méritos haber sido el depositario del saber enciclopédico de Pepe de la Matrona, y ser el único capaz de cantar los "49 palos y medio" del "jondo". Pero también fue el primer flamenco al que "piratearon" un directo para hacer un disco (un "cutre-lux" de los 60 que se editó en Holanda); y el primero en ponerle jipíos a las letras de Picasso o en grabar con Lagartija Nick (Omega) y barrer entre "los modernillos". Su interés, afinación, registro y voz se conjugaban con su respeto y capacidad para aprender, lo que le permitió no tener, ni ponerse nunca, límites.