donostia. El cantautor y poeta Xabier Lete falleció ayer en el Hospital Donostia, donde se encontraba ingresado en estado de "gravedad" desde el pasado viernes. La noticia causó una honda conmoción en el ámbito de la cultura vasca, que pierde a otro de sus grandes autores, miembro de una generación que renovó la canción vasca y figura destacada de las letras. A la hora de cerrar esta edición, comenzaban a llegar notas de condolencia de personalidades de distintos ámbitos y representantes institucionales.
La triste pérdida se conoció pasadas las 21.30 horas de ayer, pero la sensación de que la luz de Lete comenzaba a apagarse comenzó a extenderse pasado el mediodía, cuando la publicación digital Berria.info dio a conocer que Lete se encontraba en una situación de "enorme gravedad" en un centro sanitario, donde luchaba por su vida, "sedado" por los médicos desde la noche anterior.
El creador nacido en Oiartzun fue diagnosticado de una grave enfermedad en 1985, año desde el que ha mantenido una larga lucha contra la dolencia que padecía. La semana pasada, sin embargo, su estado de salud se empeoró hasta el punto de tener que acudir a los servicios de salud. Fue él mismo, por su propio pie y acompañado por su cuidadora, según pudo saber este periódico, quien se trasladó el viernes hasta el Hospital Donostia. Una vez allí, los médicos decidieron ingresar al cantautor inmediatamente.
El mundo de la cultura vasca, inmerso estos días en la Azoka de Durango, donde Xabier Lete presentó hace dos años su último libro -Egunsentiaren esku izoztuak (Pamiela, 2008)- acogió con sobrecogimiento la noticia. Durante todo el día, no fueron pocos quienes se acercaron hasta el expositor de la editorial navarra para interesarse por el estado del autor, aunque, tras cerrarse las puertas de Landako, se confirmaron los peores presagios.
"Si la vida me respeta, quiero escribir dos libros más; así dejaría mi tarea hecha", había manifestado el escritor oiartzuarra el día en el que recibió el Premio Euskadi de Literatura por su última obra. Aunque ha fallecido sin cumplir ese último deseo, deja atrás un rico legado que ha marcado a muchas generaciones y que, sin duda, seguirá marcando a muchas otras.
Toda esa herencia cultural, simbólica e intelectual comenzó a gestarse con la creación del grupo Ez Dok Amairu, en el que Xabier Lete Bergaretxe (Oiartzun, 1944) participó junto con quien más tarde se convertiría en su pareja, Lourdes Iriondo, quien falleció hace cinco años. Desde entonces publicó varios discos en solitario, con su mujer y con Antton Valverde. Su vertiente poética también quedó plasmada en canciones como Habanera, Izarren hautsa o Izotz ondoko eguzki -entre otros-, tantas veces cantadas.
Egunsentiaren esku izoztuak se ha convertido así en una despedida involuntaria de Xabier Lete, quien había percibido en los recitales ofrecidos en los últimos tiempos el aprecio hacia su figura que profesan los amantes de la cultura vasca.