Bilbao. Su trabajo como narrador y ensayista hacen de Gustavo Martín Garzo uno de los grandes escritores del Estado español. Prueba de ello son los numerosos premios con los que ha sido galardonado. El último que ha recibido es el IX Premio de Novela Ciudad de Torrevieja por su último trabajo publicado, Tan cerca del aire.

El origen del libro es un cuento que le contaron de niño. ¿Fue aquel un momento especial?

No recuerdo quién me lo contó. Supongo que fue en alguno de esos momentos en los que los niños están alrededor de los mayores. Todos los cuentos tienen un poco que ver con los antiguos relatos. Me refiero a ese mundo a los que pertenecen los relatos de la Biblia y los mitos gritos y orientales. En definitiva, todas esas historias que han acompañado al ser humano desde el origen de los tiempos. El hombre siempre ha necesitado de historias para entender el mundo, enfrentarse a sus miedos o hacerse preguntas acerca de lo que le rodeaba. Estos relatos han ido rodando a lo largo del tiempo, ya que entonces no había escritura. La pregunta es por qué han ido transmitiéndose hasta llegar a nosotros. La respuesta es sencilla: algo valioso tienen, porque cuentan con algo que merece la pena conservar. Son importantes porque tocan algo esencial, es decir, las grandes preguntas de la humanidad como son por qué tenemos que sufrir o qué sentido tiene la vida y la muerte. El hombre necesita de fábulas para vivir porque sin sueños no es nada.

¿Desde niño le gustaban estas historias?

A todos los niños les gustan y se sienten atraídos por ellas. Los más pequeños tienen unos pensamientos que son diferentes a los del mundo de los adultos. Tienen una mente más abierta. Todo esto tiene que ver con una realidad clara, y es que la vida es más amplia de lo que nuestra razón puede abarcar. La razón es una casa demasiado pequeña para que quepa en ella la vida entera, de tal formas que hay zonas de nuestra existencia en las que nuestra razón no entra. Esas zonas son nuestros deseos más ocultos y nuestros pensamientos, es decir, todo lo que llamamos nuestra intimidad. Para explorar esa zona existe la literatura, los poetas y el arte en su conjunto. El arte no serviría para nada si hablara de las cosas que ya sabemos. Se trata de hablar de lo oculto y de lo que conservamos en nuestro interior.

Hablando de lo oculto, a Jonás le ha caracterizado como un personaje solitario, huérfano y melancólico. ¿Buscaba el misterio?

Sí, aunque en el fondo es una metáfora de la condición adulta. El niño, en el momento en el que crece, se transforma. Se enfrenta a su propia vida y, de repente, se encuentra solo. Nuestros padres ya no nos defienden y tenemos que enfrentar la vida por nuestra cuenta. Nos encontramos solitarios, buscando algo que no sabemos lo que es, anhelando cosas que no vamos a conseguir. Ese sentimiento de orfandad lo tiene, sobre todo, el hombre contemporáneo, que ya no vive amparado por los dioses. Jonás y su propio desconcierto ante la vida nos representa a todos.

Es un momento de reflexión para el personaje pero, ¿a usted escribir este relato le ha servido para meditar?

Sí. Una novela no es una autobiografía. Hay una historia que quieres contar, pero si quieres hacerlo es porque es importante para ti, aunque no sepas por qué, aunque no sabríamos decir el motivo. Puedes hablar de cosas que no te gustan, porque siempre vas a encontrar argumentos para decir que no te agradan, pero para hablar de lo que te gusta es más difícil porque te desconcierta. Un autor cuando escribe tampoco sabe muy bien lo que está contando. Esto no tiene mucho que ver con el libro que he escrito, son argumentos para salir del paso. Cuando un autor escribe una novela, sabe que le van a hacer entrevistas y tiene que pensar algo. Lo ideal es enfrentarse a la novela sin saber nada de ella y dejarse llevar.

Siempre introduce el mundo rural en sus historias, en esta también.

Siempre tengo presente la naturaleza. Yo he sido un niño de pueblo y lo agradezco muchísimo. No he vivido allí todo el año, pero era un lugar donde éramos completamente libres. Allí no había peligro, tus padres te soltaban y eras como un animalillo sin parar de un sitio a otro. Ese contacto con el río y el monte es impagable.

Según ha dicho, esta historia era algo que "tenia que soltar", ¿es un relato especial para usted?

Es la última y por eso es la más cercana y próxima, pero creo que es una novela que es un resumen de todo lo que he podido escribir hasta este momento. Me refiero a los temas sobre los que ha girado mi obra: la infancia, la naturaleza, el mundo de la muerte... En este relato aparecen de manera muy desnuda, y en ese sentido es un compendio de todo lo que he realizado hasta hoy.

Ahora se marcha a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México. ¿Qué espera lograr allí?

Guadalajara es una feria muy viva. No sólo está presente el negocio de la editorial, sino que hay mucha participación popular. Agradecen mucho que vayan escritores y poetas y que les lean. Soy consciente de que la literatura apenas cuenta para nada. Es un arte muy marginal. Es cierto que en este país se lee más que nunca, pero se sigue leyendo muy poco y los libros tienen poca influencia en la vida cotidiana. Poder asistir a una feria donde la gente llena las salas para escuchar a un escritor, será muy estimulante.

Ha ganado el IX Premio de Novela de Ciudad de Torrevieja, el segundo de mayor cuantía en el Estado español.

El dinero es importante para el escritor porque un autor necesita vivir, y para ello necesita fondos. Este premio está muy bien dotado y te da un poco de tranquilidad. Te permite sobrellevar este duro oficio con más dignidad y afrontar nuevos proyectos. También es bueno porque un galardón promociona el libro. Una novela que no tiene apoyo publicitario suficiente está prácticamente destinada a no existir. Un premio proporciona esa cobertura mediática para que la gente se entere de su existencia y se sienta tentada a ir a la librería y comprarlo.

¿Un empujón a su carrera?

Sí, es una ayuda. Un libro es como una criatura recién nacida, y durante un tiempo, como sucede con los niños, hay que llevarla de la mano y protegerles hasta que te das cuenta de que ya tienen suficiente fuerza como para vivir por sí solos. Durante ese tiempo tienes que estar a su lado y acompañarle, que es lo que pasa en estas labores de promoción. En el fondo lo hago con mucho gusto porque siento que estoy cumpliendo una función protectora respecto a la novela.

¿Ya tiene en mente una nueva historia?

Tengo un proyecto, pero lo he aplazado con todo este barullo que me ha caído encima con mi nuevo trabajo.

Pero, ¿contento con todo este alboroto?

Sí, muy contento.