el último domingo de noviembre, Catalunya celebrará elecciones y, desde hace semanas, los partidos preparan sus cuarteles de campaña, símil que tiene que ver con lo guerrero, belicoso y desalmado de una contienda electoral que adquiere tintes grotescos o dramáticos, según el desarrollo, estrategia y comportamiento de los candidatos en liza. Las técnicas de propaganda política están muy desarrolladas desde sus comienzos tras el final de la GMII. De manos de publicistas y psicólogos, la democracia se fue convirtiendo en un producto que se compraba y vendía y los límites entre publicidad y propaganda se difuminaron. Hoy en día las campañas se diseñan, valoran y definen con estrategias cuasicientíficas que modulan el comportamiento de candidatos y modifican el contenido de mensajes para lo que es clave definir, repetir y asentar eslogan, lema, idea matriz de la propuesta-clave. Modelo paradigmático, "Yes, we can", que es un enunciado expresivo de la filosofía del producto Obama. En Catalunya comienzan a asomar los primeros esloganes de precampaña; así PP ofrece el simplista "Solucions per a la crisi"; PSC, el centrista "Ni independentista ni de dretes. President Montilla", a la espera de que salten a la arena CiU, ERC, ICV y otros varios que pelearán durante la campaña. Claridad, concisión, definición, encanto, garra, singularidad son características de esta comunicación convictiva que es el eslogan. Estas frases son banderines de enganche que determinan y marcan un modo de campaña, al lado de los debates que se convierten en sí mismos en puntales de la acción partidista electoral. El modo de los debates, la lengua a emplear, el empleo de Internet, los contenidos temáticos son analizados y decididos por los chamanes de la técnica electoral, cada día más necesaria y más presente para hacer triunfar a su patrón. Se la juegan.
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