las apacibles transiciones radiofónicas a las nuevas temporadas que hacían de la radio un medio apacible, satisfecho con sus audiencias, se ha quebrado en el arranque de la presente por la pelea de gallos entre dos profesionales del medio, Anido y González, que han protagonizado un choque trenes de cuyas consecuencias hablaremos allá por las fiestas de Navidad, que probablemente traerán carbón a uno de estos dos guerreros de las ondas y los despachos. Tener productos definidos, conductores con personalidad diferenciada y emitir un estilo sonoro reconocible son elementos que propician el éxito de una programación radiofónica y por ello, se habla de marca consolidada, estilo de la casa y sonido propio de cadena. Esta señal de identidad se consigue a lo largo del tiempo en un ejercicio de reconocimiento e identificación diario con los elementos sonoros de un producto, como Carrusel deportivo, una señera creación de Vicente Marco que en la presente temporada se ha convertido en piedra de escándalo y división, al marcharse el equipo que venía haciéndolo a COPE con evidentes consecuencias para la facturación comercial y los oyentes EGM, amén de las consecuencias venideras para los directivos de Polanco que no supieron cortar a tiempo la hemorragia o no provocarla. Está por ver la influencia de la marca de la casa en este producto y las fluctuaciones de oyentes, dos millones, que se mantendrán fieles al estilo SER que creara Antonio Calderón o emigrarán en busca de las personales y poderosas voces de quienes hacían el programa. Es una prueba de fidelidad que crea división de opiniones sobre sus consecuencias y demostrará si las señas de identidad de un producto las da quienes lo hacen o el estilo corporativo de la cadena. La solución en unos meses; de momento el combate ha comenzado. Se espera victoria por K.O. Uno de los dos gallitos, a la lona.
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