El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, muestra su preocupación por la conservación de los frescos de la Capilla Sixtina, debido al excesivo número de visitantes y a la contaminación ambiental. En un artículo publicado por L"Osservatore Romano, Paolucci describe los resultados de la limpieza -que concluyó el pasado 10 de agosto- a la que han sido sometidos los frescos de Miguel Ángel, de Botticelli y de Perugino que adornan la Capilla. Al cierre de los museos, un equipo de treinta especialistas se ha dedicado durante semanas a la "limpieza del polvo" depositado sobre los frescos, y que no se llevaba a cabo desde hace cuatro años. Tras esta limpieza, Paolucci lanza la alarma. "El problema -dice- de este lugar visitado cada día por miles de personas es la presión antrópica excesiva, que necesitaría algunos cambios y compensaciones ambientales de proporcionada eficacia". Asimismo, añade Paolucci, "no existe un adecuado control climático". "Si queremos conservar la Capilla Sixtina en condiciones aceptables para las próximas generaciones éste es el desafío que tenemos que ganar", agrega.