Su colega de profesión, Raúl Arévalo, decía que, cuando preparaba su papel para "Los girasoles ciegos", fue ponerse la sotana y encontrar inmediatamente hasta la postura con que su personaje iba a caminar. ¿Le ha pasado lo mismo con esta serie, "La princesa de Éboli", al vestirse de época?

Totalmente. Es muy fuerte lo que importa la caracterización, el trabajo que hacen los distintos departamentos. Es un apoyo fortísimo. Tú empiezas a hacer un trabajo de documentación, de ensayos, pero el día que te colocan todo el armazón encima, el pelo del personaje, la ropa, las botas... Cambia el caminar, cambia todo.

¿Cambia hasta la voz?

Sí, sí, fluye totalmente. Es que, claro, si tú te vistes así ya eres de una forma, y eso te lleva directamente a la esencia del personaje. Lo que a lo mejor te cuesta tanto conseguir con ensayos, o buscando y documentándote, llegas un día, te pones una capa, coges una espada... O unas botas altas, que te llegan por encima de la rodilla. Yo, por ejemplo, nunca me había puesto unas botas así. Y de repente te cambia todo, te cambia la forma de andar, el cuerpo está comprimido (hace un gesto de corpiño alrededor de las costillas) con la forma del patrón del traje que llevas encima. Y luego, encima, si te montan en un caballo, apaga y vámonos.

Con el lenguaje propio de la época los primeros ensayos del guión resultarían, por lo menos, raros...

Sí, al principio yo estaba perdidísimo, pero es lo maravilloso y lo normal de esta profesión, que al principio no das pie con bola y te sientes un frustrado y estás seguro de que no vas a poder hacerlo. Y luego, poco a poco, vas encontrando al personaje, o el personaje te va encontrando a ti, y al final empiezas a evolucionar con él, a crecer con él, hasta que llega un momento en que el mismo personaje te llega a sorprender.

Ya lleva un tiempo aprendiendo del oficio. Y ha tenido buenos maestros: Juan Diego, Carmelo Gómez, y ahora Eduard Fernández, el De Niro español...

Yo muchas veces lo digo, una de las cosas que más me gustan de mi profesión son mis compañeros. Aparte de la profesión en sí, que me entusiasma y me vuelve loco, el haber tenido la oportunidad de trabajar con gente a la que admiro, y, en algunos casos, ahora, a la que quiero. Hay una cosa que pasa en esta profesión, desde mi punto de vista, y es que, cuanto mejor está tu "partenaire", mejor vas a estar tú. Cuanto más segura esté la otra persona de su personaje, más seguro estarás tú. Cuanta más sintonía, mejor estará el trabajo final. Al final es un trabajo en equipo, es una selección, como la española. No es uno, son todos, que se complementan perfectamente, y al final es el espectáculo... ¡Y la victoria!

Empezó en torno al 2000. Ya son diez años de profesión. ¿Ha hecho alguna noche valoración con la almohada? "¿Dónde estoy?".

No, no. Han pasado diez años, pero han pasado volando, no me he dado ni cuenta. Desde que empecé a dedicarme a esto, a -como yo digo- cobrar dinero por hacer esto, todo ha ido muy deprisa. No me ha dado tiempo a hacer una valoración...

O una fiesta.

No, no, fiestas he hecho unas cuantas durante estos diez años. No creo que haya que hacer una por los diez años, porque llevo unas cuantas hechas, no tengo esa deuda conmigo mismo. Sí que estoy muy contento con lo que hago y a día de hoy creo que no podría hacer otra cosa.

Su primer protagonista fue "El hombre de arena" (2007). ¿Cómo recuerda estar en todos los planos?

Bien... ¿Sabes lo que pasa? Cuando tú ves que el trabajo llega, cuando te dicen "vas a hacer esta peli"... te puede dar vértigo. Incluso cuando ya la has hecho y vas a ver el trabajo final... te puede dar vértigo. Cuando pasan una serie de años y vuelves a mirar atrás... te puede dar vértigo. Pero en el momento en que estás ejecutando, en que estás haciendo el personaje, no da tiempo a tener vértigo, no da tiempo a tener vergüenza, no da tiempo a tener nada de eso. Estás trabajando y estás tan metido en tu paranoia, en tu historia y en tus miedos, para poder aprovecharlos...

... Que sólo "haces"...

Exactamente... Sólo haces. ¡Actor!

Hay una cosa que sí da un poco de vértigo. He leído por ahí que va a salir en "A todo gas 5" en un pequeño papel secundario, ¿es cierto?

Yo también lo he leído, pero a mí todavía no me han dicho nada de eso. No sé. La verdad es que un personaje así cortito, con cochazo, no me importaría.

Y con la guitarra (antes formaba parte de un grupo de música), ¿le da tiempo a hacer algo?

Sí, pero el tema de la música ya es un tema por puro placer personal.

Como no le ofrezcan protagonizar el "biopic" de algún músico...

He hecho cositas. En Agallas (2009) me liaron -en el buen sentido, porque me deje liar- para hacer el tema central de la película, desde el personaje. Pero llevo mucho tiempo sin dedicarme de una forma activa a eso. Me junto con cuatro amigos, nos fumamos unos cigarritos, nos echamos unas cervezas y lo pasamos estupendamente. Pero de ahí no pasa.

Viene a presentar su último trabajo a un festival de televisión, pero, ¿usted la consume?

A mí me gusta ver la tele, pero a veces no tengo tiempo. Me gusta ver Buenafuente para desconectar y estar un rato tranquilo. Me gusta ver a la selección. Y, por supuesto, si echan una serie guapa o que me mole o por la que tenga curiosidad, pues me engancho y me pongo a verla. Sí que soy muy poco constante con las series, eso lo tengo que reconocer.

Entonces, con tanta oferta de parrilla televisiva que hay hoy en día, ¿por qué hay que ver "La princesa de Éboli" y no otra cosa?

Hombre, porque es una pedazo de producción impresionante y tiene todos los elementos. Mezclamos la historia con una trama muy potente de intriga, de celos, de pasión, de poder...

O sea que, con esta serie no se puede ser inconstante. Si uno la empieza le engancha y la tiene que acabar, hasta el final...

Sí, sí, sí. Aparte, son dos entregas...

Dos peliculones...

Son dos peliculones...

De Antena 3...

De Antena 3.