hOLLYWOOD ha descubierto que, en esos casos en los que el libro es la estrella, sale más rentable apostar por rostros desconocidos, una tendencia que han seguido las adaptaciones de Crepúsculo o Harry Potter, y que David Fincher rubrica al convertir a Rooney Mara en la nueva Lisbeth Salander.
Por un lado, la crisis obliga a reducir gastos y los cachés de las estrellas hacen todavía más costosa una superproducción. Por otro, un rostro muy popular para una novela con muchos adeptos es más difícil de encajar en la imaginación del lector. Y así, los actores desconocidos son los que últimamente se llevan el gato al agua para poner cara a los héroes, en las últimas adaptaciones de los best-seller a la gran pantalla.
Fincher reinterpreta a Stieg Larsson -que ya había sido llevado al cine en su país, Suecia- y ha impuesto el nombre de Mara, actriz con la que ha trabajado en su anterior película, la todavía inédita The Social Network, y quien ha "robado" el papel a rostros mucho más conocidos como Carey Mulligan, Natalie Portman y Ellen Page.
A su lado estará Daniel Craig, que también saltó a la palestra como ese "don nadie" que osó meterse en la piel del agente secreto más famoso de la literatura y el celuloide: James Bond. ¿Estará Mara, como sí estuvo Craig, a la altura de un rol que sobre el papel ha atraído a millones de lectores y que pretende dar a Hollywood millones de dólares? La respuesta se puede encontrar en 1939, cuando David O. Selznick, después de convocar a medio Hollywood para encarnar a la Scarlett O"Hara de Lo que el viento se llevó, decidió jugársela a una carta llamada Vivien Leigh, que resultó ser un póquer de ases.
NUEVOS HÉROES En el siglo XXI, esta tendencia se ha acelerado. Harry Potter, papel que por razones de edad era difícil de atribuir a una superestrella, recayó en un tal Daniel Radcliffe que ahora es archipopular. No obstante, la saga tenía como principal reclamo a J.K. Rowling y el presupuesto ya se disparaba con los derechos del libro, la ambientación y los efectos especiales que exigía llevar al cine la escuela de magia de Hogwarts. Por su parte, Emma Watson, Hermione, se convirtió no sólo en imagen de marca de Burberry y Chanel, sino que apareció en 2009 como la actriz más rentable de Hollywood en lo que va de siglo: con un caché medio, su filmografía ha hecho ganar a los productores 3.700 millones de euros.
Una operación todavía más inteligente fue la de la película Crespúsculo, basada en la trilogía vampírica que ha hecho multimillonaria a Stephanie Meyers. Los héroes románticos de Bella y Edward, mortal y vampiro respectivamente, costaron lo que para Hollywood son dos duros. La directora, Catherine Hardwicke, venía del cine independiente, y fichó a dos jóvenes de carreras más bien insulsas: Kristen Stewart y Robert Pattinson. Con 29 millones de euros recaudó 308 en todo el mundo y puso en el mapa a dos ídolos para los adolescentes. La segunda entrega, Luna nueva, con 40 millones de euros, aún funcionó mejor y acumuló 560 millones de euros; y con la tercera, Eclipse, con 53 millones volvió a arañar 512 más.
Por otro lado, ahora que Tobey Maguire ha dejado los hábitos de hombre araña, su sucesor será otro actor de los que hay que investigar antes de hablar de él, Andrew Garfield, el encargado de poner la cara a Peter Parker y el cuerpo a ese maillot que oculta incluso el rostro.Y Tim Burton consiguió con Alicia en el país de las maravillas el mayor éxito de su carrera apoyado no sólo en Johnny Depp, sino en la australiana Mia Wasikowska.