La obra de Muñoz Seca es una de las obras más escenificadas del teatro en castellano de todos los tiempos. ¿Por qué?
Tiene un humor que no caduca, y eso es muy extraño porque, por lo general, el humor caduca mucho más que el drama. Lo que hace gracia hoy no lo hace dentro de 15 años. La comedia pasa de moda, pero lo que da miedo o genera pasiones, no. Salvo en ocasiones contadas como ésta que, por algún extraño misterio, sigue funcionando 100 años después. Es genial porque une verso, humor y teatro clásico: es como un cóctel en el que mezclas un montón de cosas pensando que va a salir mal y sale bien. Como el cuento de la mahonesa: dicen que a un soldado se le cayó sin querer el huevo en el aceite, se agobió, empezó a removerlo y salió mahonesa. No sé si es verdad, pero es bonito.
A primera vista, llama la atención que sea Tricicle, que se mueve en el terreno del lenguaje gestual, quien dirija y adapte una obra cuyas cualidades descansan en la palabra.
Paco (Mir) ha dirigido teatros de texto, pero es verdad que no con uno tan representativo, que esté por encima de todo como este. Esta es otra mezcla, con el humor de Tricicle, y casa muy bien: más actual, de gesto, más de clown... Hay gente que se preocupa: ¿No se habrán cargado el Don Mendo, no? Y no, sería absurdo, porque Don Mendo funciona por sí solo.
La adaptación adelgaza el texto, introduce guiños contemporáneos...
Todas las versiones que se han hecho los últimos 40 años son adaptadas: la película de Fernán Gómez, la versión de Tony Leblanc para Estudio 1... Porque la función original dura casi tres horas, que era la moda de entonces. Hoy en día lo haces y te matan (risas). Hay que cortarlo aunque no quieras; otra cosa es cómo decidas cortar y en qué quieras incidir. En este caso, la versión subraya los aspectos más cómicos de la obra, y hay algún giro actualizado: no es que nos pongamos a cantar el Waka Waka, sino que se han modificado un par de cosas demodé y hay dos guiños a la actualidad que también los había en la versión original.
Para ser más fiel al autor a veces hay que reescribirlo.
De hecho, siempre he creído que hay que ser no fiel al clásico, sino al espíritu del clásico. Si Muñoz Seca lo hubiera escrito hoy en día habría hecho la obra más corta y con una broma sobre la situación actual.
Antes ha mencionado la caducidad del humor. El de Muñoz Seca funciona hoy día pero ¿el de Tricicle lo haría en 1918?
También yo he pensado sobre eso. Hay cosas que posiblemente no, pero llevar un espectáculo de Tricicle sería facilísimo porque hacen humor perenne e internacional sobre las cosas más humanas y sencillas.
Los actores suelen comentar que aprenden de sus personajes porque, a fuerza de introducirse en su psicología, surgen preguntas. Con Don Mendo ¿ha revisado su concepto de la venganza?
Es inevitable. A mí me ha hecho plantearme algo que he intentado toda mi vida: desterrar la venganza. La venganza es un sentimiento feo, bajo, que no me interesa. Lo he reprimido a veces y otras, no, y me hubiera gustado reprimirlo siempre. Estoy seguro de que si me han hecho algo malo, yo también lo he hecho alguna vez, a esa misma persona o a otra. Si puedo perdonar, mejor y si no, al menos, mirar para otro lado. La venganza sólo genera más venganza. ¡No sé cuántas veces juro en la obra!
¿Y la función relee la idea de revancha? Muñoz Seca la escribió a principios del siglo XX. Después de dos guerras mundiales y el impulso del movimiento pacifista ¿se impone una noción más conciliadora?
No estoy tan seguro. De hecho, una comedia de Aristófanes de la Grecia clásica y una del siglo XX son iguales; nos reímos de las mismas cosas. Nos inventamos el iPhone, pero somos incapaces de dejarnos de enfadar por determinadas cosas. Somos una especie muy torpe en cuanto a la evolución emocional. Quizá seamos un poco más civilizados, no matamos al otro pero intentamos que le despidan. Pero también quiero pensar que tendemos hacia algo mejor. Que la vida es más relajada que La venganza de Don Mendo.
Director, autor y actor en teatro clásico, cine y televisión. ¿Probar un poco de todo ha sido una búsqueda consciente?
Yo tengo un espíritu promiscuo de la vida, pero no responde a un plan, una cosa me ha llevado a la siguiente. He ido haciendo lo que me ha apetecido. El otro día me ofrecieron realizar un programa de radio y me entró esa ilusión de hacer algo que no he hecho. De niño jugaba un mes a balonmano, otro a baloncesto... No llegaba a hacer ninguno realmente bien (risas), pero me gustaba picotear allí y allá. Es más, me gusta la variedad a la vez, aunque sea un poco marciano: estoy con Don Mendo, dirigiendo un corto y haciendo un programa televisivo sobre poker. A mí me parece que es lógico, pero supongo que sólo lo es en mi cabeza.
Bueno, el poker tiene mucho de interpretación...
Sin duda. El poker se basa en la intuición sobre la jugada del otro. Yo puedo jugar en torneos de un nivel más alto que el mío porque puedo distinguir mejor quien sobreactúa.
En su corto "Sálvame" su personaje, que es guionista, pone verdes a los actores. ¿Es la visión de los guionistas? Supongo que la suya no...
¿Por qué supones que no? Soy actor como profesión principal, y mis mejores amigos son actores pero te confieso que no soy un gran fan del gremio. Somos bastante insoportables y entiendo que generemos cierta animadversión sobre todo en las personas que se dedican al mundo del espectáculo. Tenemos un punto egocéntrico insufrible. Hay gente maravillosa, pero gremialmente somos una peste (ríe). Hay dos tipos de actores: personas que entienden esto como una parte del todo y una gran parte que tiene el sentimiento de ser el ombligo ya no de la ficción, sino del mundo. A mí me jode sentirme representado por esa imagen. Somos personas con una sensibilidad especial para contar cosas, que es lo que se supone a un actor, y eso se confunde con algo egocéntrico... Está todo muy mezclado. Lo que digo en el cortometraje, lo pienso un poco. Lo que sí posiblemente es verdad es que los guionistas piensan eso de los actores.
Tenía previsto rodar un corto, "De qué se ríen las hienas".
Intentaré rodarlo en octubre. Tengo que ver como compaginarlo: lo grabaré en arranques de semana, de lunes a miércoles, porque me coincide con Don Mendo. Es una historia sobre la decisión de ser padres.
Curioso título para este tema.
En la trama se entiende.