La trayectoria de Bahman Ghobadi dibuja una parábola muy semejante al trayecto seguido por Fatih Akin. Como el turco-alemán, el kurdo-iraní irrumpió en la escena con un impulso renovador alimentado por una poderosa capacidad para desenterrar los cadáveres de la tragedia. En su caso, Ghobadi apuntaba un hálito poético naif que alcanzó su paroxismo en Half moon (2006), un filme que mezclaba el realismo pobre con la fantasía onírica para despeñarse por el delirio. Sin embargo, el cineasta que se impuso en el festival de Gijón con A time for drunken horses (2000) y que deslumbró en el de San Sebastián con Las tortugas también vuelan (2004), ha mantenido una actitud férrea, una marca indeleble, una querencia por encontrar esperanza incluso allí donde no la había.

Ahora, este cineasta polivalente que siempre ha practicado un discurso tan directo como sencillo, se acerca en Nadie sabe nada de gatos persas al entorno de la gran ciudad. Lejos de su mundo rural hecho de escenarios de guerra y desubicación, Ghobadi que quería hacer un documental sobre la música iraní del presente, esa que mezcla el rap, el rock y el pop con el folklore autóctono y el idioma inglés con la lengua persa, se enfrentó al horror de un país que día a día pierde jirones de libertad.

El resultado se antoja como un cruce entre The sound of Istanbul (2005), del ya citado Akin, con el experimento indie del Brick (2005) de Rian Johnson. En Brick, Johnson provocaba un desconcertante extrañamiento al renovar el thriller a fuerza de repetir los arquetipos del cine negro y convertir en protagonistas a adolescentes de instituto. Si el fallido experimento de Johnson se aferraba a la ironía, la película de Ghobadi se vive sin coartada. No hay humor en esta crónica oscura sobre la represión. Con un pretexto simple, dos jóvenes músicos que tratan de montar un grupo para actuar en Europa, Ghobadi hace ficción sin máscaras y recorre los sótanos y las azoteas en busca de esa música que a pie de calle no existe, porque en Irán el fanatismo ha prohibido vivir. En ese periplo hacia una Itaca prohibida, Ghobadi amalgama un puñado de sugerentes canciones y una verdad naif y dolorosa: él mismo tuvo que huir de esa tierra que nada quiere saber de gatos persas ni de músicos libres.

Dirección: Bahman Ghobadi. Guión: Bahman Ghobadi, Roxana Saberi y Hosein M. Abkenar. Fotografía: Turaj Aslani. Montaje: Hayedeh Safiyari. Intérpretes: Jhamed Behdad, Ashkan Koshanejad y Negar Shaghaghi. Nacionalidad: Irán. 2009. Duración: 106 minutos.