LA HABANA. Ángel Amigo, que comenzó su trayectoria profesional como productor y guionista de La fuga de Segovia -dirigida por Imanol Uribe-, ha colaborado en varias ocasiones con Cuba. Maité fue el resultado más reconocido de un trabajo conjunto basado en la "integración y el respeto". "Llevo con el ICAIC (Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos) desde hace 16 años y después de tantas películas la relación es estrecha. Para ellos no somos gente de paso", asegura.

Sin duda, se siente cómodo en la isla y destaca la posibilidad de contar con un equipo compacto y profesional. "En Euskadi no ha habido una política de cine real. La historia del cine vasco es un interruptus continuo ya que cada vez que hay un grupo de gente preparada, se desintegra porque emigran allí donde tienen trabajo, generalmente a Madrid", asegura, y se lamenta de que, en ocasiones, son personas "jóvenes, inexpertas y, a veces, se hace duro".

El productor errenteriarra se queja también de la política de subvenciones del Gobierno Vasco. Según Amigo, en quince años ha realizado más de 30 proyectos, de los que "sólo" cuatro han contado con ayudas de Lakua. "El 80% de la financiación de mis iniciativas viene de fuera. Finalmente, EiTB y Gobierno Vasco entraron porque la aportación de 750.000 euros de Televisión Española, en cierto modo, les obligó a igualar la oferta", afirma Amigo.

"lo importante es el guión" Según explica Mario Real, director adjunto del Área de Cine de TVE, "lo importante para participar en un proyecto es el guión, no el idioma de la película. No es fácil encontrar una historia de estas características pero conocemos el buen hacer de Ángel y nos dio mucha seguridad. Además, rodar en Cuba es un valor añadido".

La ausencia de publicidad en Televisión Española, la nueva Ley del Cine y la crisis dibujan un escenario complicado para el séptimo arte y más, si cabe, para el cine en euskera. Amigo propone menos películas para salas y más tv movies. "Nueve cintas en euskera al año son demasiadas", dice.

En cuanto a la situación del cine en el Estado, el productor afirma que los cambios introducidos por Pilar Miró a principios de los años 80 cuando ostentó el cargo de directora general de Cinematografía fueron nocivos. "Aquello fue un error estratégico. Apoyó a los directores pero destruyó las figuras del productor y del guionista. Si no tenías director, no tenías subvención. De ahí el vicio del artista al dinero público. Hay gente que sabe que su cine no lo va a ver nadie pero las ayudas lo permiten y eso es un lujo que igual no nos podemos consentir. Si no sabes vender bien las cosas, a lo mejor tienes que dejar la profesión. No se puede ser cineasta viviendo eternamente de las subvenciones y en la medida en que no se favorezca al productor independiente no habrá nada que hacer", subraya.