Bien lo dijo su querido hermano Charles Spencer durante su emotivo funeral, el 6 de septiembre de 1997: "Diana nunca morirá". Y el tiempo le ha terminado dando la razón. La princesa de Gales, 25 primaveras después de su trágica muerte en el túnel del Pont de l'Alma de París, sigue enamorando a la sociedad británica. Y a la opinión pública mundial. Basta con señalar un curioso dato: un retrato inusual de Diana se vendió el viernes 28 de enero de este 2022 por más de 200.000 dólares, diez veces más de lo que una reconocida casa de subastas americana estimaba. Se esperaba que el óleo sobre lienzo no se adquiriese por más de 15.000 o 20.000 dólares.
Todo ello a pesar del malvado reflejo que la maravillosa The Crown ha mostrado al público de Lady Di, no siempre ajustada a su simpatía natural y encomiable labor social. La serie dirigida por Peter Morgan se ha centrado más en los problemas personales con Carlos, las derivas caprichosas y maniáticas de una joven mimada de la alta sociedad inglesa (que también las tuvo), y sus desencuentros con la ya confirmada como futura reina del Reino Unido: Camilla Parker Bowles. Facetas menos amables que también han recogido este último año otros filmes y documentales, como Spencer, con la frívola Kristen Stewart ejerciendo de princesa (en cualquier momento uno se esperaba mordiscos y vampiros). Por no hablar de la adaptación cinematográfica de Diana, el musical (producida también por Netflix).
Aunque partía como favorito, el pretencioso filme cantado sobre la figura de Lady Di sumó el pasado 26 de marzo, un día antes de la gala de los Oscars, solo cinco premios Razzies, recibiendo así los galardones a peor producción del año en las secciones de película, actriz, actriz de reparto, dirección y guion. No ganó las nueva estatuillas a las que optaba, ¡menos mal!, pero sí un merecido desprestigio a una grabación de cuarta que tiene a la actriz británica Jeanna de Waal en el papel protagonista. Quizá la única interpretación salvable de toda la película.