Síguenos en redes sociales:

En confianza

Javier Vizcaíno

Financiación demencial

Una esquinita de la política nos ha cogido soniquete de padrenuestro: “Y perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Hablamos, en este caso, de 83.200 millones que, así de golpe, se les aliviarán a las comunidades autónomas del régimen común. Ahí tenemos la primera coña marinera. A los territorios forales, por lo menos en teoría, de esta bonoloto multimillonaria no nos cae ni un euro. Es lo que tiene ser responsable para no pillarse los dedos, sabiendo que los riesgos que afrontan nuestras arcas son unilaterales. Como haya agujero, allá nos las compongamos. Pero descuiden, que todavía seguirán cantándonos las mañanas con nuestros presuntos privilegios y el pastizal que le sangramos a España. Bien se acaba de ver que, si alguien recibe un premio, es quien gasta por encima de sus posibilidades. Tampoco empataré en demagogia barata con los del Cuponazo, así que no incurriré en el vicio generalizador. Es altamente probable que las comunidades no siempre se empufen por tener unos gobernantes manirrotos. A buen seguro, en muchos casos, simplemente pretenden ofrecer a sus ciudadanos unos servicios a la altura de lo que cabe exigir a un Estado del bienestar. Así que quizá no haya que mirar al dedo sino dirigir la vista a la luna. Y esa luna, en este caso, es la evidencia de que el sistema de financiación español funciona como una escopeta de feria. Por más propósitos de enmienda que se hagan, cada equis nos encontramos con la misma situación: los números rojos se desbocan y tiene que venir papá Estado central a tapar los agujeros. El remate es la perversión añadida: las quitas de deuda acaban obedeciendo no a la necesidad real ni a la justicia, sino al juego de equilibrios políticos del momento. Traducido: si el Gobierno central no necesitase los votos soberanistas, a Catalunya no se le aligeraría el desgarrón en 17.000 kilos… que, al final, serán pan para hoy y hambre para mañana. Así, el problema no se soluciona nunca.