Al mismo tiempo que cerramos la semana de la gabarra abrimos la semana última de las elecciones al Parlamento Vasco. La semana que finaliza, con permiso de mis cuñados bilbaínos, ha sido la de la exaltación y exceso copero que, para gente como yo, que pasa olímpicamente del fútbol, ha sido, finamente hablando, algo incomprensible. La semana que comienza, la del cierre de la campaña electoral, tiene toda la pinta que, al igual que las anteriores, continuará como una plácida siesta.
Todas las encuestas que se han ido publicando estas últimas semanas muestran un empate técnico entre las dos primeras fuerzas del país, EAJ-PNV y EH Bildu, aunque las hay que le dan, unas a EAJ-PNV y otras a EH Bildu, por encima. Aunque sea por la mínima, pero por delante. El resto de las fuerzas, sin querer menospreciarlas, juegan en otra liga, a gran distancia de ambos, aunque, una vez hecho el recuento de votos, también hay alguno de ellos que puede jugar un papel importante inclinando la balanza hacia uno u otro.
Pues bien, teniendo en cuenta ese par de fuerzas que pueden ostentar la mayoría en el Parlamento, la Lehendakaritza y con ello, el liderazgo del país, me he atrevido, con permiso del resto de fuerzas, echarle un vistazo al programa que ambas dos fuerzas presentan para estos comicios, que como decía, se celebrarán el próximo domingo, 21 de abril. Por cierto, cumpleaños de mi ahijado Nikolas (y de Imanol Pradales).
Antes de empezar a desgranar lo que unos y otros recogen en su correspondiente programa, les tengo que decir que más allá de lo que diga el programa de marras, lo leído y lo intuido, mucho más importante, les tengo que reconocer que no he hecho más que reafirmarme en las ideas, lo reconozco, preconcebidas seguramente, donde a unos les sitúo en el bando medioambiental y a otros en el bando económico.
Me explico. Al leer el programa de EAJ-PNV, de entrada, observo que el sector primario está integrado en el capítulo denominado “Una Euskadi verde y sostenible” y ya desde sus inicios habla de la triple sostenibilidad, la económica, la medioambiental y la social, si bien incide notablemente en la rentabilidad de las explotaciones agrarias como meta principal. Así, habla de revisar y mejorar la Ley de Cadena Alimentaria, promover y ampliar los objetivos del Observatorio vasco de la cadena alimentaria BEHATOKI, impulsar una reflexión colectiva sobre la política de marcas para incrementar las ventas, impulsar servicios mancomunados para mejorar la calidad de vida de los baserritarras, impulsar una Ley de agilización y simplificación de los diferentes y numerosos trámites y gestiones, promover la conservación del suelo agrario, impulsar una Ley de Agricultura Familiar, herramientas públicas para mejorar y facilitar la financiación del sector productor.
Se presta, asimismo, una atención especial al sector forestal al afirmar que impulsará un hub de la madera para facilitar y promover la interrelación de los diferentes eslabones de la cadena forestal, así como impulsar una regulación que priorice el uso de la madera en la construcción de edificios públicos y también, se hace una necesaria defensa de la caza, como respaldo al primer sector, para la gestión de los espacios naturales y para el control de la fauna.
Ahora bien, finalizo con EAJ-PNV, particularmente ojiplático me ha dejado el último párrafo donde, con un lenguaje incomprensible, propio de una consultora de alto copete, se afirma que se apuesta por una gestión racional de las políticas medioambientales y como digo, se recurre a una frase de cinco duros, donde intuyo, quizás para no enfadar a sus socios, están hablando de la necesaria gestión del lobo.
Analizando, por otra parte, el programa de EH Bildu, ya a primera vista, observo que la cuestión agraria está dentro del capítulo titulado Transición ecosocial y ya más concretamente, incluye en sus compromisos para el año 2028 (año final de la nueva legislatura), el diseño de la estrategia para una transición agroecológica orientando la PAC hacia el modelo agroecológico con el objetivo de cumplir con el mandato europeo de destinar un 25% de las tierras para dicho modelo de producción, asimismo, se defiende impulsar la red de compra pública verde en los comedores públicos enfocando dichas compras al modelo agroecológico. Por otra parte, se recoge la necesidad de hacer un inventario de tierras y un mapa de clases agroecológicas y defender el suelo agrario en el PTS agroforestal. También abordan la cuestión forestal recogiendo la necesidad de alejarse del monocultivo actual, dotar una partida de ayudas para la transición ecológica de los bosques y se destinará una partida financiera para que los ayuntamientos compren tierras y las destinen a bosque autóctono y para que desarrollen planes técnicos de gestión sostenible de los bosques.
En fin. Como les decía, la simple lectura de los textos te deja una impresión rápida donde unos están incidiendo en la sostenibilidad económica de las explotaciones y los otros, están incidiendo en la sostenibilidad medioambiental.
Yo, personalmente, haciendo mío el eslogan de un supermercado cercano que decía aquello de “no es lo mismo” (refiriéndose a un producto local frente al de origen desconocido), porque soy hijo de Pascual y porque en mi trabajo observo lo que observo, les adelanto que prefiero a los que inciden en la sostenibilidad económica. Ahora bien, Dios me libre de entrometerme donde no me llaman, dado que como es lógico, es usted, amable persona lectora, la que debe decidir por su cuenta, y riesgo.
Miembro del sindicato ENBA