Estimados colegas, compañeros y amigos. Permitidnos que hoy os llamemos de esta manera, con mucho cariño. Algunos de nosotros hemos compartido con vosotros escenario desde que cantábamos en la Escolanía Samaniego, cuando vosotros comenzabais con 55 años.

Empezamos nuestra andadura bajo la dirección de Antton Lete, director y barítono de vuestro coro, hace ya más de 45 años, y siempre os hemos sentido a nuestro lado. Nos habéis visto nacer y crecer. Hemos compartido director, conciertos, proyectos sinfónicos, viajes... Sin ir más lejos hemos compartido este año escenario en un concierto solidario, antes de recibir la noticia de vuestra despedida.

Incluso hemos aportado desde ambas agrupaciones cantores para formar y fomentar un grupo dedicado al canto gregoriano.

Y con estos mimbres podemos asegurar que hemos coincidido en el camino a seguir: disfrutar de la música y del canto, cuidar la calidad de nuestro trabajo, defender la cultura de nuestra tierra para transmitirla a nuestro pueblo y, sobre todo, fomentar la relación humana y la amistad entre todos los que formamos estas 2 grandes familias.

El tiempo pasa inexorablemente y, para que proyectos como los nuestros perduren, hace falta relevo generacional y adaptación a los nuevos tiempos. Seguro que vosotros habéis querido, igual que nosotros, adaptaros a estos tiempos que vivimos.

Pero no es fácil encontrar gente joven que comparta todos esos valores de los que hemos hablado. Y a los que todavía continuamos, recogiendo vuestro testigo, ns queda la ardua tarea de contagiarles el gusto por el esfuerzo y el compromiso gratuito con los proyectos culturales. Conservamos la esperanza de seguir manteniendo vivo vuestro legado musical.

Hoy tenemos que deciros hasta siempre. No os decimos adiós, porque siempre os llevaremos en el corazón. Y nos guardamos para nosotros la suerte y la alegría de haberos conocido y disfrutado.

Biotz, biotzetik agurt’erdi. Beti arte.