Pues que quieren que les diga. Mientras escribo estas líneas me estoy secando en la redacción. En parte, porque me ha tocado deambular un rato bajo una tormenta de las que hacen historia. No sé si era parte de la DANA, de una borrasca, consecuencia de los calores del verano o todo ello en una confabulación judeomasónica para alterar los nervios al personal. Por otra, porque hoy me he puesto ropa como para parar un tren cuando la meteorología de ayer no aconsejaba tales excesos. Me han sobrado desde los calcetines hasta la chaqueta. Y ni qué decir tiene que he transportado la cazadora de cuero todo el día entre los brazos y el hombro sin saber muy bien qué hacer con ella. Al final, me he quedado como el sujeto de la canción de M-Clan, con cara de soplar a la sopa fría. En fin, supongo que con el cambio climático, va a haber varios días así cada poco tiempo, con todas las posibilidades adversas en una misma jornada. Para lidiar con esta meteorología cambiante habrá que procurarse un ajuar múltiple y fácil de transportar capaz de sacar de un aprieto al más pintado. Porque una cosa es el fin del verano meteorológico, con sus características cambiantes, y otra es parecer un indigente por no saber con qué indumentaria iniciar el día.