Siempre está bien indagar. Analizar las diferencias entre los diversos consejeros e interrogarlos y preguntarse por los motivos de éstas. Optar entre lo esencial y lo importante. Los individuos estrechos de miras y completamente faltos de curiosidad no deberían tener sitio en las responsabilidades políticas. Pasadas las elecciones municipales y forales (28-M) y generales (23-J) con los resultados consabidos para EAJ-PNV, he echado mucho en falta un mayor debate en las filas jeltzales, aparte de la valoración autocrítica de Andoni Ortuzar, que espero no quede en una vacía contrición. Y luego,un repentino silencio de cordero, roto por dos balidos, los artículos advertencias de Iñaki Anasagasti y Alberto Pradera, publicados en Deia, y poco más.

No pretendo entrar a fondo en el contenido, al menos no por ahora, del diagnóstico y las propuestas de ambos. Ignoro si se trata de reacciones personales airadas ante el fracaso o si hay algún propósito detrás. ¿Puede alguien carecer de propósito? En todo caso no les incluyo en la categoría de vascos neuróticos sin remedio que creen que tienen que dar lecciones a sus propios conciudadanos. Simplemente apuntan con el dedo índice y hurgan en la herida electoral. Para Anasagasti, es sobre todo el resultado de una política interna alejada de lo básico organizativo: PNV como partido dinamizado por los batzokis y enraizado en la sociedad a través de los movimientos culturales, ocio, asistencia mutua, adecuado reclutamiento y selección de la militancia y esmero en la confección de las listas electorales. Pradera, desde otro ángulo, reclama una vuelta a lo básico ideológico según la tradición política democratacristiana, el liberalismo económico y la opción preferencial por los intereses de las clases medias.

Son pensamientos urgentes que necesitan reposo y reflexión en tiempos, como los que vivimos, cuando la gente considera la política un asunto privado. Quizás en esto esté la clave de la creciente abstención. La vida pública de las sociedades ricas, Euskadi entre ellas, se bambolea entre los ritmos del espectáculo y el entretenimiento; no hay más que seguir las campañas y debates electorales, oír a los opinadores de set radio-televisivo.

Adaptarse o reformarse

Pero sigue habiendo gente que lucha por la dignidad y el reconocimiento, tanto como por sus intereses reales. Hacia ese sector debería dirigir EAJ sus mejores esfuerzos, huyendo de la insensibilidad moral y la ductilidad. Creo que ser dúctil, adaptarse a las corrientes imperantes, es un fracaso moral. Entre adaptarse o reformarse, me apunto a la reforma. EAJ-PNV ha vivido muchos años en una continua adaptación a los estímulos exteriores provenientes de las tendencias promovidas por diversos grupos de interés que aspiraban, y han conseguido, reconocimiento social e institucional.Tal adaptación ha generado un error de perspectiva similar al efecto “tren parado en el andén” cuyos pasajeros se creen en marcha por el simple hecho de que los trenes situados a izquierda y derecha ya se han puesto en movimiento.

La adaptación no es creativa, sino un espejismo político. ¿Vuelta a lo básico? ¿Dónde están las clases medias?, base electoral de EAJ, se nos dice. En Gipuzkoa desde luego que en Bildu. Observen la distribución del voto y concluyan que las rentas medias de las localidades donde triunfan están por encima de los 35.000 euros: salarios de trabajadores cualificados, empleados de servicios tecnológicos, funcionarios, pequeños empresarios… es decir nueva clase media. Bien distantes los 16.000 euros del nuevo y tradicional proletariado: licenciados universitarios, jóvenes sin calificación profesional, pensionistas, empleadas de hogar… que se abstienen de votar, o votan a Bildu , algo potencialmente peligroso porque la acción política siempre implica y necesita el sueño de la razón.

Bildu, en este su momento de canto del gallo, aparenta razonabilidad para no perder el aura. Otra cosa será cuando pierda el brillo, cuando la política presente su cara más desagradable: la gestión contra su proclamada ideología, el momento que Max Weber llamaba de la ética de la responsabilidad. Esa será su hora de la verdad, siempre hija del tiempo.

EAJ no sufre lo que los psicólogos llaman fuga disociativa: la incapacidad para recordar el pasado y con confusión acerca de la identidad previa, en eso se equivocan, a mi juicio, Anasagasti y Pradera. Un diagnóstico más preciso sería la disonancia cognitiva: la tensión interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) quien tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto.

Moralidad y mística

Volvemos al adaptarse o reformarse, al seguir la corriente o afirmar la propia vía a contracorriente y a despecho de los intereses más inmediatos. ¿La Izquierda abertzale es corrupta? Sí, en la medida que siga enfeudada con la violencia, la gran corruptora. Nos recordaba el poeta William Butler que hay más sustancia en nuestros odios que en nuestro amor –quien derrama la sangre ajena envenena la propia– y en la Izquierda Abertzale el odio sigue siendo sustancioso y el amor solo se prodiga entre ellos mismos. La rama de olivo sigue pendiente de entrega y por el momento no hay Amazon que llame a nuestra puerta. Pero el poder también corrompe. No establezco una equivalencia moral entre el asesinato y la extorsión con la malversación y el clientelismo; pero una clase dirigente debe tener una moralidad estricta, una creencia casi religiosa en sí misma, una mística que lamentablemente está fuera del alcance de la mayoría de los responsables políticos actuales.

“Eres historia”, se suele decir como reproche o insulto. Hay enterradores de pala rápida dispuestos a mandar a EAJ a ultratumba. Tiene el PNV enemigos poderosos e impacientes y unos cuantos amigos que se distraen con bastante facilidad. El tradicional ejército público del bien, esa izquierda que no necesita mostrar otra cosa que su etiqueta para impartir lecciones éticas, sirve de cabeza tractora para los que necesitan enmascarar su pasado; esos medios de comunicación burgueses, destructores a pico y pala, portada a portada, de la imagen de Eusko Jaurlaritza; esos líderes políticos que no muestran la menor lealtad a las instituciones tradicionales que se hacen llamar “conservadores”.

No, no hay forma de escapar de la ansiedad y la lucha. Es urgente romper el silencio del cordero, abriendo el debate más amplio posible entre la dirección de EAJ, su afiliación y todos los que, aun desde la distancia, compartan la necesidad de reformar ese partido que ha hecho historia y al que pretenden mandar a la historia. Así que tengo que preguntar a EAJ: ¿Qué tienes en las venas?, ¿agua del grifo? El meteorito pasa una vez y para siempre, el cometa regresa una y otra vez y se vuelve a revisar y evaluar. EAJ es el cometa que regresa una y otra vez y que debe ser revisado y evaluado. O será necesario un Juicio Final porque los tontos florecen (W. Blake).