Pasados los intempestivos comicios veraniegos y vuelta la mirada a su desenlace final, las cosas han acabado de tal suerte que no queda mejor actitud que reflexionar lo más serenamente posible sobre de dónde venimos y a dónde vamos según se ha votado. Desde estas modestas líneas, a los máximos responsables de la cosa pública con todo respeto les recomiendo que bien les viniera retirarse un momento al rincón de pensar.

Medite, reflexione, Alberto Núñez Feijóo sobre su papelón de vender la piel del oso antes de cazarlo, de practicar una estrategia de campaña basada en las mentiras, el descrédito del adversario y azuzado por encuestas amañadas que le hicieron creerse el rey del mambo para quedar colgado de la brocha. Medite el aspirante Feijóo sobre semejante tropezón político, en la ambición ingenua de ocupar sin duda La Moncloa. Medite, con lo tranquilo y protegido que estaba en su virreinato gallego. Reflexione el candidato fallido sobre la indignidad de pedirle ahora audiencia y favor al ilegítimo, filoterrorista, filocomunista y antiespañol prototipo máximo del sanchismo. En el rincón de pensar, sienta don Feijóo en el cogote el aliento de Isabel Díaz Ayuso, ansiosa por ocupar su puesto.

Medite, reflexione, Pedro Sánchez en cómo encontrar en su manual de supervivencia una salida al laberinto que convenza a los cómplices necesarios para repetir Gobierno. Cómo fiarse de la variopinta amalgama de Sumar con Podemos dentro, cómo evitar la desconfianza y frustración de los independentistas catalanes, los recelos del PNV, la factura –que llegará– de EH Bildu y la larga sombra maximalista y amenazadora de Puigdemont y los suyos. Piense, piense cómo lo va a hacer para seguir siendo la esperanza del avance y el progreso.

Medite, reflexione, el PNV sobre eso que algunos vaticinan como cambio de ciclo y que a la hora del recuento estremece comprobar cómo y por qué se le van los votos a chorros. Piense cómo es cierto que el poder desgasta, especialmente cuando desde todos los frentes –político, sindical y mediático– se le hace responsable de todo lo que no funciona, llámese Osakidetza, Educación o Er-tzaintza. Piense en la forma de taponar la herida antes de que se desangre.

Medite, reflexione, EH Bildu sobre el riesgo de morir de éxito y en las consecuencias de futuro que su positiva estrategia de ejercer la política real pudiera acarrear en quienes incondicionalmente les apoyan pero siguen añorando políticas de tierra quemada, la épica del pasado y la impaciente esperanza de proclamar la República Socialista Vasca.

Mediten, reflexionen, PSE y Sumar en la posibilidad de un bloque progresista de cambio en Euskadi sin controlar las claves del mundo empresarial, ni la gestión del bienestar económico y social, ni haber experimentado el valor de la centralidad. Reflexionen si tienen suficientes argumentos para definir como no progresista y como enemigo común al hasta ahora y desde hace décadas opción mayoritaria y tengan en cuenta el nivel real socioeconómico de este país.

Medite, reflexione, UPN y compruebe cómo su sectarismo, su conservadurismo, su clientelismo y su trasnochado concepto de “Navarra foral y española” le ha llevado casi a la marginalidad, arrinconados por su falta de proyecto, su alejamiento de las necesidades de la gente y por sus propios tránsfugas.

Meditemos y reflexionemos los que celebramos con alivio el retroceso de los fascistas, el no llegar de quienes desde la derecha extrema rumiaban la revancha. Garantizadas las libertades, es nuestro momento para exigir a los políticos que nos representan que busquen fórmulas de entendimiento para vernos definitivamente libres de sobresaltos. Que la prepotencia, la ambición, la trampa, el resentimiento y el maximalismo no malogren la nueva etapa de libertad y bienestar que con tantos apuros hemos logrado mantener.