La suerte está echada. Esta noche conoceremos la auténtica y definitiva encuesta de unas elecciones en las que, además de retrasar la constitución del Gobierno de Nafarroa, no ha habido manera de evitar la polarización PSOE-PP, o Sánchez-Feijóo, futuro o pasado. Quizá hemos asistido a la campaña más crispada, más mentirosa y más histérica de nuestra historia reciente. Esta noche, conocidos ya los resultados, deberemos resignarnos a un próximo futuro poco confortable. Y no vale decir que el campo de juego es España y allá los españoles, porque la pedrada va a caer aquí igualmente.

Supongamos que, de acuerdo a la generalidad de las encuestas, el PP logra los escaños suficientes para presidir un Gobierno en mayoría absoluta si está dispuesto a que en él participe Vox. La práctica ya conocida tras las elecciones municipales y autonómicas nos demuestra que el equipo de Feijóo no va a dudar en gobernar con la ultraderecha sin taparse las narices, todo vale para teñir de azul el mapa. Conocida, por tanto, esta alternativa, si esta noche los números les cuadran nos esperan cuatro años de regresión política y social, cuatro años de pérdida de derechos y libertades, cuatro años de revancha. Estamos advertidos. El Gobierno presidido por Feijóo y copresidido por Abascal derogará cuanto de progresista y liberador ha conseguido –a veces con muy complicados acuerdos– el paso por el poder de Pedro Sánchez y su amplia, diversa y difícil cooperación de partidos, con el único propósito común de mejorar las condiciones de vida de la gente. Estamos advertidos, insisto. La alternativa liderada por Feijóo y Abascal incendiará Catalunya, recentralizará las atribuciones autonómicas, suprimirá los incrementos salariales a trabajadores y pensionistas, dispensará los impuestos a las grandes fortunas y a las empresas energéticas y generalizará una merma notoria de las libertades. Esto es lo que nos espera si, como han avanzado las encuestas, sale cruz y se lleva la moneda la coalición entre derecha extrema y extrema derecha.

Supongamos, y no voy a ocultar mis preferencias, que afortunadamente los números dan para reeditar la alianza de progreso que con tantas vicisitudes y a trancas y barrancas hemos vivido estos últimos años. Va a ser de tal calibre la frustración, la ira, la impaciencia mayúscula de quienes ya tenían tramada la venganza, que nos esperan cuatro años de ambiente político aún más irrespirable, de una ultraderecha desatada, de una oposición con derecho divino que hundirá sus manazas en la llaga del sanchismo como régimen pernicioso e ilegal. Vete tú con la agenda vasca en este ambiente. La derecha extrema y la extrema derecha no están dispuestas a soportar otros cuatro años sin el poder total, y si no gana su opción incrementarán su cacería fomentando un ambiente asfixiante del que no se excluirían los excesos de una ultraderecha desatada.

Pase lo que pase hoy en las urnas, mañana pintarán bastos.