En el pasillo que da entrada al hemiciclo del Senado hay dos bustos que observan el paso de los senadores. Uno es el de Ramón Rubial y otro el de Manuel Fraga Iribarne. El primero lo colocaron en 2009 y el segundo, con nocturnidad en 2013. El PSOE lo permitió y lo sigue permitiendo. Varios Grupos han pedido se quite el del hombre que participó en la decisión de fusilar a Julián Grimau en el Consejo de Ministros presidido por Franco, tras tirarlo por la ventana y maltratarlo como a un perro el 20 de abril de 1963. Hace ahora sesenta años. Eduardo Madina utilizó ese pasillo para iniciar su candidatura a secretario general del PSOE junto al busto de Rubial. Y ahí siguen las dos cabezas silentes en clave de ser la máxima representación de los partidos “vertebradores de España” como se autopresentan con la diferencia de que Rubial fue perseguido y encarcelado por la dictadura y Fraga fue uno de los sátrapas de la misma, pero allí están, en el mismo pasillo, como si fueran de la misma estirpe. Increíble e inaceptable.
Me ha venido esta escena de los dos bustos al escuchar a Borja Sémper reírse de la exhumación de José Antonio Primo de Rivera el pasado lunes. El falangista fue fusilado en 1936, siendo uno de los tres muertos providenciales que allanaron el camino de la dictadura de Franco. El primero fue Sanjurjo, el segundo, Mola y el tercero, Primo de Rivera. Un tipo peligroso, partidario de la “dialéctica de las pistolas” y que fue enterrado con honores de Faraón en pleno franquismo en el entonces Valle de los Caídos. Creador de la Falange, y del sustrato seudo ideológico del régimen, sus seguidores son hoy en día cuatro gatos que estuvieron el lunes frente a la entrada del cementerio de San Isidro levantando el brazo con el saludo fascista y coreando su nombre. Pura naftalina. Pero la escena era relevante. Cuarenta y ocho años después de la muerte del dictador, ha sido posible realizar semejante desalojo porque la insensibilidad democrática del PP y la falta de redaños del PSOE no han permitido ni ese acto, ni la exhumación de los restos del dictador mientras se nos seguía contando, como música coral de fondo, la ejemplaridad de la transición política española de la dictadura a la democracia.
Borja Sémper, para mi gran sorpresa por la inanidad del personaje, es, ante un sector del periodismo y de algunos políticos, considerado como promesa de renovación dentro de la carcundia de su partido por la proeza de no llevar las siglas del PP en sus carteles de campaña al ayuntamiento donostiarra. Subió algo en votación por ese look cheli e insustancial, pero viendo que su partido era casi marginal en Gipuzkoa y él se quedaba para vestir santos, convocó una lacrimógena rueda de prensa para decirle a una audiencia que se chupaba el dedo y no le hacía preguntas de verdad, que se iba a dedicar a su vida profesional en Madrid, entendiendo por tal trabajar fuera de la política .Donostia se le había quedado muy pequeña y su limitada vocación de servicio y trabajo por su ciudad eran mensurable. Personalmente nunca me creí dicho bolero y como se vio el pasado 9 de enero, Feijóo nos anunció que el Portavoz de Campaña Electoral del PP era nada menos que el muy retirado Borja Sémper. Seguramente, le debió decir a Sémper aquello del Padrino de “te voy a hacer una oferta que no vas a poder rechazar”. Y no la rechazó, porque la estaba esperando, con lo que la levedad de este personaje lloroso que se había ido de la política solo era sido un mero compás de espera a una nueva oportunidad laboral ante un PP que parecía tener expectativas varias. Su amor por ese trabajo profesional se desvaneció en treinta segundos y ahí le tenemos dando la chapa.
Y digo todo esto porque con la historia que tiene el PP por detrás, con un Fraga Iribarne busto-portero en el pasillo del Senado, un portavoz serio de un partido de la derecha democrática de verdad jamás hubiera dicho lo que dijo el risueño portavoz ante la exhumación de los restos de Primo de Rivera, uno de los promotores de la guerra civil, habiendo sido el PP el gran culpable de que esta exhumación no se hubiera producido hace cuarenta años, como trágico sino, en la misma semana en la que se recordaba la barbaridad que le hicieron a Julián Grimau, entre otros por el presidente de su partido. Los muy católicos ni se apiadaron de él a pesar de la petición de indulto del Papa Juan XXIII.
Olvidándose de lo que le dijeron a Gerald Ford de que era incapaz de andar y mascar chicle, se puso gracioso, con algo tan serio y nos dijo: “Este gobierno se cree demasiado listo, pero me da la sensación de que toma a los españoles por tontos y cree que estas medidas de distracción no tendrán efectos”, lamentó Sémper que consideró exhumar a Primo de Rivera del Valle era un juego de birlibirloque y una maniobra de distracción. Como se ve estamos ante un acrisolado demócrata. Ni han aprendido nada, ni han olvidado nada.
La vaciedad y el neo franquismo del irundarra, ahora madrileño, lo ha retratado una vez más para que se enteren de lo que es este PP. No es una derecha moderna y democrática, sino un conglomerado nostálgico de un régimen donde todo estaba atado y bien atado y dirigido desde Madrid. Un demócrata de verdad, un tipo con valores, jamás hubiera lanzado semejante rebuzno irrespetuoso ofensivo a las víctimas de una dictadura cuyo sustrato ideológico, además de un ejército golpista, fue la de Falange Tradicionalista y de las Jons. Eso sí, con lenguaje cheli y sonrisa profidén, la misma que usan de manera hipócrita para pedirle a la IA que condene los crímenes de ETA. Eso del daño causado es para los demás, no para el PP.
Sindicalismo de contrapoder
Mañana lunes es primero de Mayo, día del trabajo y de los trabajadores. Cada año acuden menos a las manifestaciones aunque los gritos y las consignas suben de tono. En toda democracia, no en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Rusia, Corea del Norte y demás países tan admirados por la IA no está contemplado el derecho de huelga como sí lo está en Europa. Y sin embargo, los modelos que nos airean los dirigentes de ELA y LAB son los de estas democracias orgánicas de países. Incapaces de hacer una defensa principista de los valores de una sociedad.
Han inventado el sindicalismo de contrapoder, el sindicalismo antisistema de tierra quemada, el sindicalismo del todo o la nada pero eso sí, sin presentarse a las elecciones, algo consustancial con un sistema democrático. De hecho, Mitxel Lakuntza el pasado lunes se jactó de ser el sindicato que más huelgas organiza en Europa. Y se quedó tan ancho.
Y es que llama la atención y mucho, aunque vivamos en una sociedad pasiva y adormecida, la patente de corso para decir barbaridades y el minutaje y la importancia que dan a las noticias de cualquier manifestación contra el gobierno vasco algunos medios de comunicación. No es normal que en un país rico por el esfuerzo de su gente, con poco paro comparativo y muy buenos servicios públicos y que representa menos del 5% de la población estatal tengamos el 50% de las huelgas, algo que mañana Lakuntza y Garbiñe Aranburu podrán en valor como la marca de su éxito sindical. No el haber facilitado la creación de puestos de trabajo ni la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores sino su grito de guerra “la huelga por la huelga”. Y no lo digo yo, lo dice LAB sobre ELA y ELA sobre LAB. Y es que, hace quince días, en diversos medios ha aparecido una crítica rotunda de lo que piensa LAB sobre ELA. Estas son sus partes sustanciales.
”Se presentan como único contrapoder, como única izquierda real”. Un sindicato no tiene como misión ser contrapoder, sino defender a los trabajadores. Se ve que LAB está muy celosa de ELA en esta deriva.
“Esto sirve para dejar al descubierto las carencias de un trabajo en sus marcos naturales y fortalecer un discurso de radicalismo de postal”. Curioso, lo del radicalismo de postal cuando la consigna de ELA, es la huelga por la huelga.
“La deriva sindical de ELA debilita la fuerza del sindicalismo de contrapoder y soberanista”. Y venga con el contrapoder. ¿Es esto normal en un sindicato serio?
“Detrás de su soberbia analítica, de dar lecciones a todo el mundo, se esconde su incapacidad para aportar a la construcción de un proceso de emancipación nacional y social”. ¡Virgencita, que nos quedemos como estamos y no vayamos al modelo sindical nicaragüense, aunque para ELA sea su modelo!
“El sindicalismo constructivo no pasa por fagocitar conceptos o mimetizar prácticas desarrolladas”.
“ELA descubre su verdad, claro está, siempre en beneficio de sus intereses corporativos”
“La mentalidad de ELA es hegemonista (o conmigo o contra mi), disociación entre discurso radical y prácticas en muchos casos conservadoras”.
“La posición del sindicato mayoritario es cómoda y estéril. Siempre repeliendo agresiones pero sin ninguna capacidad para generar iniciativas”.
“En el plano sindical, ELA ha buscado imponer su modelo a LAB, se autoproclama como único sindicato de confrontación”.
“Ha buscado y encontrado una vía de interlocución privilegiada con la patronal, principalmente con Adegi, para cerrar acuerdos sin movilización”.
Bueno. Ya ven lo que dice LAB de ELA. En definitiva que a LAB le molesta la forma de actuar de ELA. Este mal sainete nos demuestra que lo de estos sindicatos no es la defensa de los trabajadores sino ser un contrapoder vasco sin presentarse a las elecciones.
Tenemos pues unos sindicatos, que no son tales, que están a la greña y que poco hacen para la creación de empleo, la paz social, el bienestar general y defender a unos trabajadores a quienes tienen profundamente engañados.
La prueba está en lo que opinan unos de otros. Lo verán ustedes mañana.
* Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)