Desde el 7 de mayo de 2012, Vladimir Putin gobierna la Federación Rusa. Si se hubiera respetado el límite legal de mandatos (dos cada cuatro años), debería haber cesado en 2020, los indicios no indican que vaya a respetar ningún límite de mandato legal.

Putin & friends

El presidente de la Federación de Rusia es elegido por los ciudadanos del país mediante sufragio libre, universal, igual, directo y secreto, en votación popular celebrada cada seis años al término del mandato presidencial. El límite de mandatos para una misma persona al frente de la presidencia federal es de dos consecutivos; no existe limitación en el caso de mandatos separados. Parece un sarcasmo leer estos mandatos de la Constitución de Rusia, cuando la oposición ha sido brutalmente reprimida y sus líderes encarcelados, envenenados o sospechosamente suicidados.

En el año 2012 Putin dudó entre una tibia aproximación a Occidente, la implantación de una democracia convencional e incluso ingresar en la OTAN y por otra parte, condicionado por su historial como espía de la KGB, determinados episodios protagonizados por él, que por su brutalidad la historiografía rusa oculta y la influencia del nacionalismo paneslavo.

Tras la Revolución de Octubre, el gobierno bolchevique instaurado en Rusia abjuró del nacionalismo paneslavo promovido por el régimen imperial pero pronto abrazó el expansionismo basado en el proyecto de “exportar la revolución” al resto de Europa, plan que se truncó tras la derrota bélica ante Polonia en 1920. Las disensiones entre pueblos eslavos por motivos políticos (entre serbios y croatas), cuestiones ideológicas (entre polacos y soviéticos), o motivos económicos (entre checos y eslovacos), perjudicaron progresivamente el paneslavismo como alternativa política en Europa Oriental.

Putin en la actualidad aspira a convertirse en un Zar sin corona. Su mandato se caracteriza por la recurrente invocación a la Gran Madre Rusia y a intentar cobijar en su seno, léase invadir, el antiguo imperio, empezando por Ucrania. Su doctrina no tendría fundamento intelectual y espiritual alguno sin el apoyo de la Iglesia Ortodoxa y su Patriarca Cirilo de Moscú, decimosexto patriarca de Moscú y toda Rusia, actual cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa.

De la mixtura anterior surge una ideología híbrida de las pretendidas viejas glorias del pasado y de una más pretendida todavía metacultura rusa que preconiza el poder absoluto, la obediencia de vida del pueblo, la oficialidad de la religión, el rechazo a la diferencia reprimiendo a los homosexuales, a los transgénero, a las minorías étnicas y en definitiva a los demócratas.

En cuanto a las amistades de Putin, y dada la impronta cuasiteológica que está imprimiendo su mandato, no le ha costado gran esfuerzo congeniar con un régimen teocrático como el de Irán. Este amigo le proporciona los drones que están provocando un auténtico genocidio en Ucrania. Le proporciona también cobertura para determinadas decisiones de la OPEP que están gravando las economías occidentales (esto, con la inestimable ayuda de países como Arabia Saudí, a los que se les considera occidentales ignorando sus pactos ocultos con otros países productores de petróleo y sospechosas simpatías con el yihadismo). Solo cabe esperar que no termine asumiendo Putin como normal prácticas como las de Irán como la consistente en ahorcamientos públicos en campos de fútbol.

Otro buen amigo de Putin es el presidente del Corea del Norte Kim Jong-un. Este es un personaje de difícil definición. Basta como ejemplo para describir su personalidad que ordenó matar a su tío devorado por una jauría de perros hambrientos. Este buen amigo también le proporciona armamento a Putin ya que según los servicios de inteligencia internacionales el armamento ruso se está agotando. También a este personaje se le puede atribuir la condición de pancoreano ya que su obsesión es la reunificación de Corea bajo su mandato, de ahí su ostentación de armamento cuando lo poco que se sabe de su país es que la población apenas puede alimentarse dos veces al día.

En relación a la República Popular China las relaciones de esta con Rusia son difusas. El presidente de China Xi Jinping puede coincidir con Putin en su carácter autoritario, en su militarismo (también en China la disidencia política y étnica ha sido reprimida de forma inmisericorde).

A la República Popular China la Federación Rusa le resulta útil a unos solos efectos, obtención de gas y petróleo a precios baratos y desestabilizar las economías occidentales pero con el brazo encogido. La mayoría de las multinacionales de las economías capitalistas están deslocalizadas en China en buena proporción dada la formación profesional de los trabajadores chinos y sus bajas remuneraciones. Cuando la economía china falla Wall Street tiembla. Desaparecen del mercado los intercambiadores de la industria del automóvil; una buena parte de los componentes de los sistemas informáticos.

Lenovo, TikTok, Xiaomi y Huawei además de ser empresas tecnológicas de éxito global, todas ellas provienen de China y destacan en todos los Rankings Mundiales como las más vendidas. China ya es un gigante informático pero su clientela no está en Rusia, está en los países occidentales y llegará un momento en que Rusia llegue a ser un aliado incómodo.

En cuanto a Venezuela, la amistad con Rusia parece declinar desde el momento en que Maduro ha comprobado que la fortaleza del dólar es más útil que el quebradizo rublo. Que es mejor vender petróleo a Estados Unidos que mantener sus alianzas estratégicas con una Rusia declinante y por ello parece que en Venezuela se han iniciado conversaciones con la oposición política y que quizás Maduro quiera parecerse más a Lula o a Gustavo Petro que han derivado la ideología socialista hacia un indigenismo más basado en el humanismo cristiano y compatible con la economía de mercado.

Es difícil pronosticar cuántos amigos le quedarán a Putin a medio plazo. En todo caso y después de haberse podido comprobar que Rusia financiaba a la ultraderecha europea hay que esperar que no sean éstos sus nuevos amigos.

Jurista