Los medios de comunicación tienen desarrollada la virtud de comerse todo lo que aparezca en la parrilla de programación y modelos y personajes pasan con pasmosa facilidad, haciendo del olvido el gran cajón de sastre donde todo cabe. Los programadores, artistas de las escaletas televisivas, tienen la delicada misión de nutrir al personal de formatos inventando temporada a temporada teles modernas, frescas y entretenidas. Inventar y reinventar los canales son sus cometidos estrujándose el coco para dar con claves de modernidad y éxito. El último hallazgo de la tele de nuestros días es colocar en el centro de la diana mediática a un futbolista reconocido, que mete goles en el campo y en los estudios de audiencias que ratifican el triunfo momentáneo de Joaquín en el juego de la tele. El andaluz, conocido como el niño de la bahía, se ha hecho con una bolsa millonaria de televidentes demostrando que la fórmula puede ser muy eficaz como lo ocurrieses a Bertín, cantante reconvertido en presentador. Este Joaquín, chistoso, dicharachero y juguetón se ha apoderado de la pantalla con dos programa en su haber. Esta forma de integrar al invitado-personaje en la dinámica puede dar mucho juego como ha ocurrido con el gran cocinero David y la cantante Rosario que con la ayuda de Carmona y un excelente equipo de músicos supieron crear la atmosfera necesaria con el futbolero metamorfoseado en cantante de rumbas, con ejercicios circenses incluidos. Un producto atractivo, renovado y eficaz con el centro de diversión en la popularidad de un profesional del fútbol, camino de la jubilación y convencido de llegar al gran público a base de una sonrisa permanente. El encaje de los personajes del programa garantiza el éxito de la fórmula con contenido y ritmo para entretener con una nueva manera de entrevistar con estilo, gracia y humor. Un triunfador del balompié en la batalla de hacerse presentador de lujo en las noches de los miércoles. l