unque realmente el año marciano, el tiempo que tarda ese planeta en dar una vuelta al Sol, es de casi dos años terrestres, ya hace un año de los nuestros que llegaron a Marte en varias misiones: la emiratí, la estadounidense y la china. Y ahí siguen, obteniendo interesantes datos sobre un planeta que aún parece ajeno al penoso devenir que imprimimos los humanos al nuestro. Este fin de semana llegaba una foto desde Hope, la sonda de los emiratos árabes, en la que se ve Fobos, una de las dos lunas que tiene. Y han puesto a disposición de la comunidad científica todos los datos obtenidos, entre ellos un nuevo atlas marciano. De la sonda y el vehículo chino hemos sabido menos que de Perseverance, el rover estadounidense, pero es lógico porque nosotros nos sometemos más a la maquinaria de información occidental, además de que la cosa espacial china camina siempre con menos información, de menor calidad y más controlada. Pero conseguir en la primera intentona llegar hasta Marte, colocarse en órbita y descender de forma segura al planeta rojo además de conseguir que el Zhurong se haya estado desplazando y analizando la región de la Utopia Planitia, es verdaderamente un éxito sin precedentes. Por su parte, los datos de la misión Mars 2020, con el vehículo más complejo y capaz que se ha paseado por Marte, no dejan de ser increíbles. Analiza el paisaje, el suelo, mide las condiciones climáticas, incluso ha recogido muestras que tendrán que volver a la Tierra en una misión futura, quizá dentro de 10 años. Ha comprobado que se puede fabricar oxígeno, lo que será fundamental para viajar allí. Y ha conseguido echar a volar un helicóptero, el primero en otro mundo. En Marte parece que la cooperación y la destreza humana consiguen todo lo que no sabemos hacer en la Tierra donde practicamos casi lo contrario.
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