s sorprendente y abusiva la presencia de comentaristas de diversos pelajes ideológicos en las tertulias y programas de actualidad de los distintos canales de tele y emisoras de radio. Comentaristas que se repiten, se multiplican y asoman sus conocimientos con ocasión de las calenturas informativas que nos depara la cambiante y tensa actualidad de nuestros días. Las formas de informar cuentan siempre con la presencia de estos personajillos que plantan cátedra, se posicionan con mayor o menor fortuna y se convierten en la sal de la tele. Especialistas a tutiplén que calientan las horas informativas con mayor o menor enjundia, conocimiento y saber, saltando de un plató a otro, de un micrófono a otros sin solución de continuidad desgranando análisis de diversa fortuna. Puede parecer que son aves insectívoras que picoteando los asuntos que tocan con galanura y habilidad informativa, a tenor de lo que saben, intuyen o imaginan. Las crisis del Partido Popular con la decapitación de su presidente o las andanzas expansionistas del mandatario ruso añorante del imperio de Catalina la Grande, dan pie a la persistente presencia de los especialistas del comentario, el complemento informativo o las explicaciones de los datos de actualidad. Todas las tertulias están cortadas por el mismo patrón, y manejan conocimientos, opiniones y síntesis para gusto o disgusto de los consumidores mediáticos, con parecida habilidad dialéctica. Son en la mayoría de los casos, plaga opinativa que lo mismo sirven para un roto que para un descosido, que machacan una y otra vez a los pasivos televidentes y oyentes radiofónicos. Se han empotrado en los programas y se han convertido en necesarios colaboradores de un modo de contar la realidad que atosiga, aburre y machaca. Este abundante ejército de mensajeros de la palabra sabe de todo, le hinca el diente a procesos, personajes y conclusiones con suicida habilidad bien pagada, a tenor de su múltiple presencia aquí y allí. Son seres casi ubicuos. Misterios de la comunicación contemporánea.