os jinetes del apocalipsis están a punto de desparramar su mortífera carga sobre tierras ucranianas. La guerra que vendrá está dibujando sus perfiles asesinos desde hace varias semanas en un juego insensato de amenaza, violencia y destrucción. Unos y otros llevan tiempo paseando sus ingenios mortíferos por las heladas tierras de Ucrania. La aldea global está a punto de caer en el abismo de guerra, exterminio y aniquilamiento. En los últimos cincuenta años, la sociedad se ha hecho mediática, dinamizada por los medios y el añadido de Internet. El mundo es más pequeño, la comunicación inmediata y el consumo mediático masivo, lo que ha obligado a someterse a las normas de la guerra mediática como fundamento de las campañas militares. Hoy no se explican batallas, guerras y otros avatares bélicos sin estudiar el comportamiento de la información, uso de las dinámicas informativas, manejo de las noticias y su orientación, manipulación y producción de guerra. La información se ha convertido en un instrumento de guerra y dominación; es un arma peligrosa, manejada por los estados mayores de los ejércitos y capaz de inclinar la victoria de uno u otro lado. Los relatos informativos son misiles mediáticos orientados a dominar y vencer al enemigo en este nuevo campo de batalla. La desinformación, los bulos, las mentiras son algunas de las armas vigentes en la aldea global de nuestros días. La verdad, la información y las noticias bien contadas son las primeras víctimas de la insensatez guerrera de los países en liza. La cercanía de una invasión, la acumulación de armas, ingenios de matar y soldados, en la frontera son el preludio miedoso de lo que vendrá en este gélido invierno. La obscena exhibición de aviones de combate, de carros armados de cañones de gran calibre, de batallones equipados de fusilería varia asoman en nuestras pantallas jugando al ratón y el gato. Es la moderna forma de hacer la guerra. Quién tirará la primera piedra.
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