ué escándalo, un líder político que dice una cosa en público y otra en privado! Todavía habrá quien se pregunte cuándo decía la verdad Arnaldo Otegi, si en la pretendida solemnidad de Aiete o después, con los colegas de militancia. No es difícil de adivinar: en ninguna. En horas 24, la "histórica" declaración de Sortu sobre las víctimas de ETA quedó desnuda y en horas 48 ya está muerta. Todos sabíamos que el apoyo de EH Bildu al Gobierno español no tenía nada que ver con "mejorar la vida de la gente", como puerilmente se nos quería hacer creer, y que había una agenda oculta -al menos, en las intenciones de la formación independentista- que tenía que ver con los presos. Las palabras y los gestos posteriores a la pomposamente llamada Declaración del 18 de octubre desmienten gran parte del avance que podría suponer el acercamiento a las víctimas de ETA si fuese sincero. Miembros de Sortu como Jone Goirizelaia prefirieron sacarse la foto codo con codo con el dirigente de ETA Da-vid Pla que estar con las víctimas en el homenaje de Gogora. Y EH Bildu mantuvo ayer un silencio tan atronador como insultante en el Parlamento Vasco -donde reside la soberanía popular- para evitar una declaración institucional de condena de la violencia.
Esta sucesión de hechos y declaraciones de las últimas horas nos permite volver a enfrentarnos con la realidad -sí, esto es lo que hay-, valorar estos diez años sin ETA y mirar al futuro. Pero con una convicción segura, que es lo poco salvable de la declaración de Sortu, aunque ellos se refirieran a otros -a ellos mismos, sin ir más le-jos-, y que es literalmente esta: "Aquellos que apostaron de manera decidida, valiente y arriesgada por las vías exclusivamente pacíficas han cosechado un éxito rotundo e incontestable. Demostraron un sólido liderazgo. En todo caso, el éxito corresponde, qué duda cabe, al conjunto del pueblo vasco". En efecto, hubo quienes hicieron esa apuesta desde hace 50 años.