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El alambique

No nos dejéis cumplir 25 años más

No nos dejéis cumplir 25 años más

sta es la historia de un viajero, que un día llegó de casualidad a un pueblo pequeño en cuya entrada estaba el cementerio. Al asomarse, le sorprendió leer las edades que aparecían en las lápidas. Javier, 11 años. Yamir, 10 años. Isabelle, 12 años... Todas las tumbas correspondían a niñas y niños. Compungido, se acercó a un lugareño para preguntarle por el motivo de tan macabra mortandad infantil. El hombre se lo explicó. En ese pueblo, cuando alguien cumplía 15 años, se le regalaba un cuaderno en el que ir apuntando los ratos de su vida que realmente disfrutaba (y cuánto duraba su gozo). No se apuntaban los intervalos desperdiciados en apatía, desgana o insensibilidad. Cuando la persona moría, se calculaba su tiempo de vida en función de los momentos anotados. El resultado de la suma era el que se cincelaba en la lápida. Solía coincidir con un quinto de los años registrados en el acta de defunción. De esta historia, adaptación del cuento El Buscador de Jorge Bucay, me acuerdo cada vez que caigo en una rutina de desidia y queja que no apuntaría en mi "cuaderno". Lo entrecomillo porque no tengo un cuaderno como tal; aunque a menudo pienso en los momentos que escribiría en él, si lo tuviera. También suelo pensar en los nombres de personas importantes para mí, que aparecerían con frecuencia escritos. Entre ellos, estarían los de mis compañeras y compañeros de la ONG CEAR-Euskadi, que este lunes cumple 25 años. Me emociono revisando tantas "páginas" de vivencias compartidas con ellas. Y cuando pasado mañana nos felicitemos con ternura por el trabajo de estos años, por un lado desearemos seguir escribiendo juntas en nuestros "cuadernos". Pero, por otro lado, nos diremos que ojalá acabara este sinsentido en torno a las personas refugiadas por las que CEAR Euskadi trabaja, y pediremos: "no nos dejéis cumplir 25 años más".