l próximo 27 de diciembre, si previamente la Agencia Europea del Medicamento (EMA) da el visto bueno a la vacuna de BioNTech/Pfizer, los ciudadanos de la Unión Europea empezaremos a ser vacunados contra el covid-19. Culmina así un esfuerzo de la instituciones europeas para dotar en tiempo y forma a los Estados miembro de dosis de las distintas fórmulas que en el mercado han pasado las pruebas pertinentes. En total, la UE ha comprado 2.000 millones de dosis dentro de la estrategia común que la Comisión Europea presentó en el pasado mes de julio. El objetivo: garantizar la producción en Europa de vacunas de calidad, seguras y eficaces, y un acceso rápido a estas por parte de los Estados miembros y sus ciudadanos. Todo ello de manera asequible y solidaria para todos. En pocas situaciones más críticas se pone en valor la fortaleza de la Unión, pues, difícilmente ningún país por si solo tiene la capacidad necesaria para garantizar la inversión en el desarrollo y la producción de un número suficiente de vacunas.
Tras meses de intenso trabajo, la Comisión Europea ha alcanzado acuerdo de compra con seis compañías: Pfizer y BionTech (EEUU/Alemania), Sanofi-GSK (Francia/Reino Unido), Curevac (Alemania) AstraZeneca y la Universidad de Oxford (EEUU/Reino Unido) Johnson & Johnson (EEUU) y Moderna (EEU). Cuando aún no se podía saber qué vacunas tendrían éxito, el Ejecutivo de Von der Leyen anticipó un sistema conjunto para las futuras compras de vacunas experimentales una vez demostradas seguras y eficaces, adoptando "un enfoque de portafolio diversificado". El objetivo era alcanzar precontratos para asegurarse un cierto número de dosis de cada uno de los grandes laboratorios de Europa y Estados Unidos, sin que haya contado con las vacunas que también se desarrollan en Rusia o en China. Se ha tratado de negociaciones muy secretas, dada la complejidad de un mercado altamente especulativo dada la extrema necesidad que existe en el mundo ante la pandemia de las nuevas vacunas.
La población de la UE, tras la salida del Reino Unido, es de 448 millones de personas. La intención de la Comisión es contar con dosis suficientes para vacunar a 900 millones, lo que teniendo en cuenta que en el caso de las que están más avanzadas parece que harán falta dos dosis por habitante, nos sitúa en un stock de 2.000 millones de vacunas. La siguiente decisión es el orden y organización del proceso de vacunación. Las vacunas no llegarán de golpe, por lo que habrá que decidir a quién proteger primero. Cada país decide cómo distribuir las vacunas a su población, pero la Comisión Europea ha recomendado que se dé prioridad a trabajadores esenciales, como sanitarios o cuidadores de ancianos, mayores de 60, personas con problemas médicos que les hagan más vulnerables y colectivos socio-económicamente desfavorecidos.
Serán también los Estados los que decidan cómo y cuánto se debe pagar. Pero lo que sí nos ha logrado asegurar la UE es que con esta compra masiva y centralizada el precio es asequible y, por tanto, en igualdad de condiciones para toda la población. Tengamos en cuenta que los precios en el mercado oscilan entre los 2.5 y los 30 euros. De ahí la importancia de contar con la Agencia Europea del Medicamento como enorme central de compras como mecanismo de estabilización de precios y evitar procesos especulativos entre los Estados, de no haberse realizado esta actuación paneuropea. Ahora resta que los países pongan en marcha sus infraestructuras sanitarias para proceder a lo largo del 2021 a la vacunación generalizada de los europeos. Será entonces cuando se ponga a prueba la realidad de cada cual y la capacidad de respuesta a un plan nacional que no resultará fácil de ejecutar. Pero, en todo caso, hasta aquí, la Unión Europea nos ha situado a la altura de las grandes potencias mundiales a la hora de acabar con la pandemia. Otro éxito común que como casi siempre pasa desapercibido.