l pasado 1 de diciembre se cumplía el primer aniversario del nombramiento de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. 365 días cargados de enormes problemas y marcados por la pandemia del covid-19 que, sin embargo, dejan un amplio bagaje de buenos resultados en su gestión. La alemana ha demostrado mano izquierda política para manejar un Parlamento Europeo mucho más fragmentado que en anteriores legislaturas, mano derecha firme para llevar adelante una agenda ambiciosa en la toma de decisiones y una neutralidad diplomática inteligente con los líderes de los 27 en el Consejo Europeo. El resultado nada menos que 1.104 medidas, incluyendo 645 beneplácitos sobre las ayudas estatales. Y, sobre todo, la aprobación del plan de recuperación europeo Next Generation EU, una histórica decisión de deuda mancomunada de los socios de la Unión de 750.000 millones de euros. Solo por esto, Von der Leyen pasará a las mejores páginas de la historia de la construcción europea.
La Comisión Von der Leyen nació con vocación geopolítica. Así lo expresó ella misma ante el Parlamento Europeo en su discurso de investidura. Sin embargo, la enfermedad que ha asolado Europa ha impedido cualquier intento de poner en marcha una agenda que no fuera la de la lucha contra la epidemia. La crisis sanitaria primero, obligó a improvisar medidas de coordinación ante la falta de una Política Sanitaria Común en la UE. El 28 de enero se activaba el Mecanismo de de Protección Civil de la Unión para la repatriación de ciudadanos de la UE. El 31 de enero se movilizan los primeros fondos para la investigación sobre el nuevo brote de coronavirus. El 28 de febrero se inicia la adquisición de equipos médicos conjuntamente con los Estados miembros. El 17 de marzo la Comisión crea un equipo de expertos científicos. El 19 de marzo se crea rescEU, la primera reserva de equipos médicos. El 23 de marzo se garantizar el flujo continuo de mercancías en toda la UE a través de los "carriles verdes". El 14 de abril se movilizan 2.700 millones de euros del presupuesto europeo para apoyar al sector sanitario de la UE. El 17 de abril una operación consular única de la UE trae a casa desde el extranjero a más de 500.000 ciudadanos de la Unión. Y el 16 de junio la Comisión presenta la estrategia de la UE en materia de vacunas, que a fecha de hoy ha supuesto la compra de 600 millones de dosis.
Pero donde ha dado el do de pecho el equipo de Von der Leyen ha sido en la crisis económica provocada por la pandemia. El 27 de mayo la Comisión presentaba un plan de recuperación para Europa, para garantizar que la recuperación es sostenible, uniforme, inclusiva y justa para todos los Estados miembros, la Comisión proponía crear un nuevo instrumento de recuperación, Next Generation EU, integrado en un presupuesto a largo plazo de la UE potente, moderno y renovado. Además, la Comisión ha revelado su programa de trabajo de 2020 ajustado, en el que se dará prioridad a las medidas necesarias para relanzar la recuperación y la resiliencia de Europa. Dotado nada menos que con 750.000 millones de euros para relanzar la economía europea, pero con una ambición superior: cambiar el modelo socioeconómico, de producción y consumo. Un enorme esfuerzo de inversión pública con una histórica decisión de solidaridad europea, pues, la deuda será mancomunada y las ayudas se destinarán a los más afectados por la enfermedad. En el caso España, tras Italia, el que más sufrió la primera ola, se percibirán 140.000 millones de euros, en concepto de subvenciones y préstamos.
Pero evidentemente no todo han sido aciertos en su gestión. Aunque aún queda tres semanas para solventarlo, el brexit sigue siendo el principal tema abierto por resolver de la agenda heredada por la Comisión Von der Leyen. Además, en la batalla por los derechos humanos y la democracia, la alemana se ha mostrado tibia en su crítica a los gobiernos de Hungría e Italia, bajo expediente de su administración por violación del artículo 7 del Tratado de la Unión. Sus gobierno han llegado incluso a secuestrar el plan de reconstrucción con su veto a que se condicione las ayudas a sus países si no cumplen con el Estado de Derecho. Y, su peor nota tiene que ver como su antecesor, con la crisis migratoria que sigue avergonzando a los europeos. El rostro de la muerte ha seguido asomándose una y otra vez a las fronteras de la UE, sin que los 27 hayan sido capaces de poner en marcha una política digna de los seres humanos que nos piden asilo y refugio. La propuesta de la Comisión a la carta, es sencillamente una broma pesada que no ha contentado a nadie. Pero con todo, el primer año de Von der Leyen y su equipo aprueba con un notable, a la altura de sus palabras en el momento más crítico de la crisis sanitaria: "Debemos velar los unos por los otros y hemos de apoyarnos mutuamente en este trance. Porque si hay algo más contagioso que este virus es el amor y la compasión. Y frente a la adversidad, el pueblo europeo está mostrando cuán fuerte puede ser".