l filósofo y profesor de Harvard Michael J. Sandel apunta a la distracción como uno de los grandes enemigos del saber en este siglo. “La distracción es el gran enemigo del saber en nuestro tiempo”, dice este profesor que prohíbe el uso de tablets y ordenadores portátiles en sus clases. La distracción es una actitud que se ha generalizado e intensificado en los últimos tiempos con las redes sociales, los teléfonos móviles…
No es nada que no sepamos, pero no estaría de más que hiciésemos un ejercicio personal, calculando el tiempo real que se nos va al día en estas distracciones y que nos preguntáramos de qué nos estamos distrayendo. Qué nos estamos perdiendo. Porque quizá estas distracciones tecnológicas, junto con la que nos ofrecen otros objetos de consumo y entretenimiento disfrazados de cultura, nos están distrayendo del verdadero pulso del mundo, de su realidad. Quizá nos estén impidiendo ver con claridad cómo van creciendo el individualismo y la insolidaridad, el consumismo cada vez más voraz, la violencia que avanza sin complejos… Y nos están distrayendo de algo esencial para hacer frente a los problemas comunes: de la conciencia del bien común, del potencial de actuar como una comunidad.
Sandel, que apunta al individualismo como otro de los grandes enemigos de nuestro tiempo, considera que, para conseguir una sociedad más justa, además de salir de la distracción en la que nos encontramos, es necesario revitalizar un intenso sentimiento comunitario que cultive en las personas una preocupación por el conjunto, una dedicación al bien común. Y es que la distracción nos está impidiendo ver que el individualismo nos está haciendo más débiles, más frágiles, más vulnerables ante cualquier crisis que se nos presente. Lo hemos visto más claro que nunca con la pandemia. Los grandes problemas del mundo solo pueden solucionarse en equipo. Las soluciones solo llegarán si sentimos que todas las personas de esta sociedad formamos algo juntas.