Jeffrey Dahmer. Charles Manson. Ted Bundy. Koldo Larrañaga. Rosa Peral. El asesino del Zodiaco. Son solo algunos de los muchos nombres que en los últimos años siguen resonando en televisiones, películas, plataformas de streaming y podcasts de todo el mundo. ¿La razón? La proliferación de los contenidos relacionados con el true crime (crímenes reales) y también de su demanda por parte de los consumidores, que crean legión en torno a estos productos. 

Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Ya hace un año vio la luz en Netflix la serie Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, que en la plataforma tuvo tal éxito que le llevó a recibir trece nominaciones en los premios Emmy. Sin embargo, algunas de las familias de las víctimas de este asesino en serie, conocido como el carnicero de Milwaukee, no se tomaron tan bien esta noticia, ya que llevaban tiempo expresando públicamente que ningún miembro del equipo de la serie había contactado con ellos durante su producción. Al darse a conocer a mediados de este año estas nominaciones, Thomas M. Jacobson, el abogado que representaba a ocho de las familias, emitió asimismo un comunicado para mostrar su descontento señalando que “al reconocer y recompensar estas representaciones, existe el riesgo de normalizar las acciones de personas como Dahmer, lo que podría insensibilizar al público respecto a las consecuencias de la violencia en la vida real”.

Y más recientemente, Rosa Peral, condenada a 25 años de cárcel por asesinar a su pareja en el llamado crimen de la Guardia Urbana, habló por teléfono con Catalunya Ràdio desde la prisión de El Catllar (Tarragona) y lamentó -tras el éxito de El cuerpo en llamas- que no se hayan tenido en cuenta las consecuencias de la serie sobre sus hijas y que se siga hablando de ella seis años después: “Me están machacando”, afirmaba.

Y es que, aunque son contenidos que gustan mucho en las plataformas, hay que producirlos con cautela, porque pueden reabrir heridas en las familias. El psicólogo colegiado de COP Bizkaia, Jordi Martínez, que estuvo en el servicio de medidas penales alternativas del departamento de justicia de la Generalitat de Catalunya y ahora ejerce su labor en Psicolagun, en Elorrio, explica que él considera que el hecho de que “haya una cierta atracción por estos casos, hace que proliferen estos contenidos. Este tipo de podcasts, series, documentales... saben que el crimen y la parte oscura del ser humano crea una fascinación. Están creciendo porque hay una demanda del producto”, relata.

Y, en ese sentido, él cree que hay una mayor oferta de estos contenidos, pero no sabe si hay un aumento de la demanda. “Yo creo que siempre ha habido esta atracción. El ser humano siempre ha tenido una cierta atracción hacia esto. Por ejemplo con Charles Manson. Eres un asesino múltiple famoso y te llegan cientos de cartas de admiradoras, incluso se llega a casar en prisión. Eso siempre ha estado, esta atracción por lo oscuro, por el asesinato... Lo que pasa es que ahora te metes en las plataformas de podcasts y hay podcasts de todo tipo, que cada uno puede editar uno”.

Pero, ¿cuando escuchamos las descripciones de los crímenes en los podcasts, o vemos su crudeza a través de los documentales, somos realmente conscientes de que lo que estamos presenciando ocurrió realmente? 

Martínez tiene sus dudas. “Creo que el consumidor de este tipo de contenidos lo observa como con mucha distancia, como si fuera una película pero un poco más real. Pero no creo que haya una consciencia de que eso haya sido real, o haya podido suceder”, explica, porque no cree que haya una plena consciencia de eso. Y sobre quienes afirman que escuchan podcasts de crímenes “para relajarse, o por desconectar”, este psicólogo reflexiona que puede deberse a la misma razón por la que hay personas que disfrutan viendo películas de miedo, les relajan y les provocan de todo menos miedo. “Es un poco el efecto paradójico”. 

Pero además, entra en juego otro hecho. En los últimos años estamos más expuestos, si cabe, a informaciones trágicas relacionadas con crímenes, sucesos terribles, desastres naturales, guerras... ¿Puede esto llevar a la ciudadanía a una cierta insensibilización? “Del todo. La sobreexposición a noticias, a contenidos desagradables, a hechos totalmente lamentables, que haya todo este bombardeo, hace claramente que haya una insensibilización en la sociedad hacia este tipo de sucesos”, reflexiona Martínez. 

Familias de las víctimas

Sin embargo, lo que no hay que olvidar, es que detrás de los crímenes que se siguen a través de los diferentes podcasts, series y documentales hay familias afectadas. “Es una rotura del duelo. Si se ha cometido un crimen hace diez años, el hecho de que haya reportajes de todo tipo, noticias, y que sea una persona que despierte esta admiración, para mí es una rotura del duelo. Es algo que no deja descansar a las familias”, recuerda este psicólogo.

Y es que Jordi Martínez concluye en ese sentido que hay que tener “mucho cuidado” con los contenidos que se lanzan, “porque a veces no están analizando correctamente lo que ha pasado. Hay que ser muy cautelosos, tanto a nivel de lo que se lanza, como a nivel de consumir ese contenido”, señala finalmente este psicólogo.

Diccionario

El término psicópata, recuerda el psicólogo Jordi Martínez, hace referencia a una persona que tiene una falta de sensibilidad, sobre todo, de sentir la emoción. “Es una persona muy fría, a la hora de tomar decisiones es una persona con cero empatía, o sea que puede llegar a cometer los actos más horrorosos”, expone.

En el caso del asesino en serie , pensado como la persona que comete asesinatos para disfrutar, Martínez cree que hay un trastono de personalidad, “lo que se llama un trastorno antisocial”.

El ‘true crime’ es un género en el que se engloba la literatura, los podcasts y también las series, que en clave de no ficción analiza algún crimen real. En los últimos años, lo ocurrido con Jeffrey Dahmer, el asesino del Zodiaco, etc. se ha analizado a través de ellos.