Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...”, dice una canción que casi todo el mundo habrá cantado cuando era niño. Pues bien, en Tomelloso (Ciudad Real) esa tonadilla ha cobrado todo el sentido del mundo ante el hallazgo de unos excursionistas en la cueva Garcilaso, una de las más de 2.000 cavidades con las que cuenta esta localidad manchega a lo largo de unos 40 kilómetros.

Hallazgo de unos turistas

Se trata de una cueva que recibe muchas visitas (se excavó en el año 1900), pero hace unos días unos turistas descubrieron en su interior algo en lo que nadie había reparado. Según explica la Cadena Ser en Ciudad Real, un grupo de turistas se toparon en una de las tinajas una mancha que parecía la de la Virgen María. Vamos, como las caras de Bélmez pero en una dimensión religiosa y bajo tierra.

Los visitantes hicieron fotos a la llamativa silueta y se las enseñaron a los responsables de la cueva, que se quedaron tan sorprendidos como ellos, porque la imagen se asemeja a una representación habitual que se hace de la Virgen María. Se ve con bastante nitidez, con formas redondeadas, tonos diferentes e incluso se puede adivinar una de sus manos.

Aparición natural

Según aseguran desde Tomelloso, esa enigmática mancha no se ha generado de forma artificial por intervención humana, sino que es el fruto del paso de los años en un lugar con unas condiciones climáticas y de humedad tan peculiares. Esas tinajas, fabricadas en cemento hace varias décadas, han estado expuestas a esas circunstancias extremas y sobre ellas han ido apareciendo texturas y formas con el paso de los años.

La tinaja en la que ha aparecido la figura religiosa no se usa actualmente para almacenar nada, sino que es una figura meramente decorativa dentro del recorrido turístico dispuesto para mostrar a los turistas la historia del conocido vino de Tomelloso. De hecho, dentro de la cueva, en la que caben unas 30 personas, hay numerosos elementos originales que se usaron en su día para elaborar y almacenar el vino.

Curiosamente la cueva perteneció a una mujer llamada Juana Jiménez, miembro de una familia que profesaba una profunda devoción a la Virgen María y que, como explica la Cadena Ser, en su casa siguen reuniéndose grupos de amigas para rezar el rosario y la divina misericordia. Alguno pensará que se ha producido el milagro de la Virgen de la Cueva.