El Camino de Santiago es una de las rutas de peregrinación cristiana más conocidas del mundo. Se trata de una experiencia única cuyo objetivo es llegar a la Catedral de Santiago, situada en la capital gallega. Todos los años, miles de personas se embarcan en esta aventura, accesible para todas las edades, desde los más pequeños hasta los más mayores. 

Solo los más valientes se animan a realizar este camino. Un recorrido recomendado para visitar numerosos lugares, con sus diferentes tradiciones, gastronomía y costumbres, entre otros. Estos son guiados por una flechas de color amarillo que les indican el camino hacia el final. La flecha amarilla y la vieira o concha son símbolos internacionales del Camino de Santiago.

Una flecha amarilla del Camino de Santiago.

La flecha amarilla es pintada a brocha en calzadas, casas, valles o árboles. Al lado de la flecha amarilla, otra señal que identifica el Camino de Santiago es la vieira. Esta suele estar esculpida en iglesias o monumentos.

Estos símbolos acompañan los miles de kilómetros que los peregrinos recorren. Sin embargo, puede que a uno que otro le toque recorrer algún kilómetro más por sucesos como el que ha ocurrido en Valtuille de Arriba, un pueblo leonés de unos 80 habitantes. Este lugar ha sido históricamente paso de peregrinos pero no pertenece a la ruta oficial del Camino de Santiago.

Y es que el popular Camino de Santiago ha sufrido un desvío respecto a su ruta original. El motivo de este suceso es inaudito. Alguien pintó unas señales falsas del Camino de Santiago. Eran flechas amarillas que no tenían ningún parecido con respecto a las originales pero que desviaban el camino al pueblo leonés.

La culpable de este suceso es una hostelera propietaria de un albergue, exclusivamente para los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela, afirma la hostelera.

En principio, todo apuntaba a que la mujer tenía fines comerciales. Esta habría pintado las flechas falsas para desviar a los peregrinos hacia su negocio y así conseguir beneficios económicos.

No obstante, la autora de los hechos niega que su intención fuera atraer clientes y afirma que es para evitar áreas peligrosas de la ruta original y para dar a los peregrinos la posibilidad de tener un lugar donde hospedarse. Pero este hecho, hace que estos se alejen de la ruta oficial hasta 3 kilómetros.

Esta mujer se podría enfrentar a una multa de hasta 1.000 € por manipulación de la señalización. Vecinos de la zona opinan que este desvío puede ser beneficioso. “El desvío hace que puedan beber agua si lo desean puesto que el camino original carece de fuentes” asegura una vecina.