¿Por qué no deberías ducharte con agua caliente?
La doctora Ana Molina, en un vídeo de sus redes sociales, explica las razones por las que no es recomendable hacerlo
Si hay un hábito del día a día que todos hacemos, ese es sin duda la ducha. Al margen de la limpieza, es también un rato para desconectar de una ajetreada jornada y quitarse el calor de encima. Sin embargo, hay algunos detalles que deben tenerse en cuenta a la hora de cuidar la salud general de la piel.
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Hay algunas costumbres que cometemos casi sin darnos cuenta y que resultan perjudiciales para el cuerpo. Además de los malos productos o un secado inadecuado, hay un aspecto que pasamos por alto y no es nada sano: ducharse con agua caliente.
Ya sea por la temperatura del agua, la elección de los productos o la forma de secarnos, ciertos hábitos pueden dañar nuestra barrera cutánea sin que lo notemos.
El agua caliente, un enemigo silencioso
La doctora Ana Molina, en uno de sus vídeos de Instagram, hace hincapié en la gran importancia que tiene medir la temperatura del agua. Aunque en un principio pueda resultar agradable, una ducha demasiado caliente puede tener efectos negativos en la piel.
De hecho, un lavado caliente tiene muchas probabilidades de debilitar y arrastrar la grasa natural que protege la piel. Como consecuencia, su barrera protectora pierde fuerza y queda totalmente expuesta a las irritaciones y a secarse.
Por lo tanto, tal y como recomienda esta experta, el mejor remedio para cuidar la piel en la ducha es emplear agua templada o fría. A unas temperaturas más bajas, habrá menos riesgo de verse afectado por efectos que puedan hacerle perder propiedades naturales.
Baño o ducha: ¿cuál es la mejor opción para nuestro cuerpo?
- Buenos productos
Para que el cutis se mantenga en perfecto estado, conviene elegir productos respetuosos con la piel. Una buena solución es recurrir a los oleogeles, ricos en aceites que hidratan y compensan la pérdida de grasa. Asimismo, es recomendable aplicarse una crema hidratante para nutrir el cuerpo.
- Cuidado con la limpieza excesiva
Hay un error muy frecuente que cometemos al ducharnos y es que, al frotarnos con jabones o esponjas con el agua caliente, eliminamos los aceites naturales. Esto implica que debamos usar cremas artificiales para recuperar el aspecto natural del cutis, por lo que supone un hábito innecesario.
Trucos para una buena ducha
Otras recomendaciones para una ducha sana y segura pasan por medir bien el tiempo que pasamos bajo el agua. Según los especialistas, entre cinco y siete minutos es un tiempo suficiente. De lo contrario, la piel podría perder humedad a corto-medio plazo.
Tampoco hace falta enjabonarse todo el cuerpo si no es necesario. Algunos de los puntos más importantes para una limpieza diaria son los pies, las axilas y las zonas íntimas. Para el resto de áreas, basta con dejar correr el agua y echar menos jabón.
Por último, el secado es fundamental. En vez de frotar la toalla, se recomienda dar pequeños toques en la piel para retirar el agua. Del mismo modo, este efecto se puede potenciar empleando crema hidratante cuando el cutis no está del todo seco.
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