Simmons endulza otra victoria de prestigio ante la Virtus

El Baskonia sigue tocado por una varita mágica, al menos en los encuentros en un Buesa Arena donde se siente muy arropado y seguro de sí mismo para enhebrar un baloncesto de elevadas revoluciones y rebosante de clarividencia que carece de antídotos entre los últimos visitantes que han pisado la cancha de Zurbano.

Frente a la Virtus, la escuadra alavesa volvió a firmar un triunfo con trazos corales y un hecho francamente meritorio es que Galbiati utilizó a prácticamente toda su plantilla de forma equilibrada exceptuando los 27 minutos de Sedekerskis o los 40 segundos de Hrabar en el tramo de la basura.  

Sin embargo, si algo resultó básico a la hora de hincar el diente al conjunto de Dusko Ivanovic fueron las 25 asistencias repartidas por el equipo. Es la cifra más elevada desde el comienzo de la Euroliga superando las 24 conseguidas en la visita de infausto recuerdo al Asvel que, además, resultaron estériles ante la derrota final.

Y es que el Baskonia volvió a ser un equipo empeñado en dar un pase de más y sin ninguna clase de egoísmos que sorteó un momento crítico al final del tercer cuarto cuando la Virtus redujo la desventaja a la mínima expresión (58-57).

Una providencial canasta más adicional de Spagnolo se convirtió entonces en el preludio del despegue de la tropa vitoriana, en el que tanto Simmons como Nowell rayaron a un nivel ciertamente notable con 12 asistencias entre ambos.

Queda claro que Luwawu-Cabarrot es el incuestionable líder baskonista o que otros jugadores como Diallo colocan al equipo en otra dimensión en el plano físico, pero una de la razones que han motivado el espectacular lavado de cara del Baskonia ha sido la llegada de Simmons.

Difícil encontrar en los últimos años en Vitoria un temporero de este calibre que haya entrado tan bien en el equipo y, sobre todo, logrado aportar tanto sobre la cancha en un tiempo récord.

El base-escolta de Atlanta volvió a mover al grupo de manera magistral generando infinidad de ventajas, dando sentido al juego en estático y llevando la manija con una solvencia a prueba de bombas. Casi siempre elige bien el lugar donde poner el balón merced a una visión espectacular, impone orden y con él en pista se minimizan los errores al máximo. En definitiva, todo un lujo que ojalá no carezca de fecha de caducidad en Vitoria.

Retener a Simmons en el Buesa Arena hasta el final de la temporada debe ser un objetivo ineludible para las altas esferas azulgranas si el objetivo radica en seguir poniendo en aprietos a los grandes transatlánticos de la Euroliga. Ante la Virtus, el estadounidense tan solo titubeó en el lanzamiento exterior con tan solo un triple anotado en cuatro intentos.