No se equivocaba Pablo Laso este domingo durante la previa del duelo ante el Real Madrid cuando aseguraba que iba a ser un partido en el que “seguro que va a haber un gran ambiente”. Lo hubo. El Buesa fue una caldera. Una olla a presión que se volcó una vez más con su equipo.
12.453 gargantas animando desde antes de que el duelo ante el conjunto blanco arrancara. El fortín baskonista registró ante el conjunto blanco la segunda mejor entrada en lo que va de curso tan solo superada por los 14.204 espectadores que se dieron cita el pasado 27 de diciembre frente al París.
La ocasión lo merecía. Enfrente se encontraba todo un clásico como el Madrid, sin lugar a dudas uno de los partidos de la temporada en Vitoria y encima estaba la clasificación para la Copa en juego. Lógica la respuesta de la afición baskonista, tal y como esperaba el propio Laso. “El apoyo del público va a ser a tope”. Así fue.
El Buesa rugió. Pitada atronadora para los de Chus Mateo durante la presentación del equipo madridista. Aplausos y locura colectiva con la salida a pista de la tropa de Laso. Un sexto hombre volcado. Metiendo presión al trío arbitral ante la mínima duda.
Celebrando por todo lo alto las canastas de los suyos. Llevándose las manos a la cabeza con cada canasta del Real Madrid. Lamentos y juramentos. Eso sí, sin dejar de animar. Inasequibles al desaliento. Una clara demostración de cómo ruge el Buesa. Empujar y empujar con el objetivo de llevar al Baskonia a la victoria. Esta vez lamentablemente no pudo ser.