Con el anuncio oficial de la salida de Dusko Ivanovic del Baskonia tras finalizar el contrato firmado el pasado mes de octubre, el conjunto gasteiztarra deberá acelerar en la búsqueda de un nuevo técnico, tarea a la que, en cualquier caso, se ha acostumbrado en los últimos tiempos.
A la entidad de Zurbano le está costando encontrar un entrenador solvente y de su plena confianza que lidere un proyecto estable a largo plazo y el adiós de Ivanovic apenas siete meses después de su regreso a Vitoria-Gasteiz es buena muestra de ello.
De hecho, las cuatro etapas del montenegrino al frente del Baskonia (2000-2005, 2008-2012, 2019-2021 y en última instancia 2023-2024) son una buena metáfora de la creciente falta de continuidad del banquillo azulgrana.
De hecho, desde el segundo capítulo de Ivanovic en el Baskonia entre 2008 y 2012 ningún entrenador ha logrado sumar dos temporadas completas al frente del banquillo del Buesa Arena.
En noviembre de 2012, el de Bjelo Polje fue sustituido por Zan Tabak, que no convenció y salió del club al término de la campaña 2012-13. Su hueco en el banquillo lo ocupó Sergio Scariolo, que tampoco logró estirar su estancia durante más de un año y dejó Vitoria en el verano de 2014.
Tras ello, el club apostó por Marco Crespi, que fue cesado en el fatídico mes de noviembre, poco después de su llegada, y sustituido por su entrenador asistente Ibon Navarro. El gasteiztarra terminó la temporada, pero el curso siguiente, el 2015-16 el elegido fue un viejo conocido como Velimir Perasovic, que se marchó de nuevo al término de la campaña rumbo al Efes.
En el verano de 2017 el club le dio el timón a Pablo Prigioni, pero quedó demostrado que todavía era demasiado pronto para que el argentino se pusiera al frente de la nave y la propia leyenda baskonista decidió dimitir a los pocos partidos al ver que no lograba obtener de la plantilla el rendimiento esperado. Lo sustituyó en octubre de 2017 alguien mucho más experimentado como Pedro Martínez.
El catalán superó el verano, pero en noviembre de 2018 fue cesado y reemplazado por Velimir Perasovic, que llegó para vivir su tercera etapa en Vitoria. La historia se repitió con el croata, que superó el verano y fue sustituido por Dusko Ivanovic. El montenegrino consiguió aquel curso el título de liga en la burbuja de Valencia y completó la temporada 2020-21 entera, pero no consiguió llegar a las dos temporadas completas al ser destituido en noviembre de 2021 y suplido por Neven Spahija hasta el verano de 2022.
Tampoco lo logró Joan Peñarroya, que aguantó en el cargo la temporada 2022-23 al completo y, pese a renovar el verano pasado, fue destituido en octubre de 2023 para dar paso a la cuarta etapa de Dusko Ivanovic, que acaba de terminar.
En busca de estabilidad
Como ha demostrado el Panathinaikos esta temporada al alzar el título de la Euroliga con un equipo y entrenador totalmente nuevos, la estabilidad no necesariamente es sinónimo de éxito, pero sí que ayuda a tener un proyecto reconocible con jugadores que se adapten a la filosofía y estilo de juego del entrenador.
No hay más que ver los banquillos de los equipos que más lejos han llegado en la ACB este curso. En el Baxi Manresa Pedro Martínez llevaba cinco temporadas en el cargo, Ibon Navarro dos y media en el Unicaja, Txus Vidorreta seis en el Tenerife, Jaka Lakovic dos en el Gran Canaria y Sito Alonso cinco en el UCAM Murcia.
Claro que en los equipos que soportan la exigencia y la presión de jugar en la Euroliga es más complicado conseguir esa continuidad, y ejemplo de ello son el Valencia Basket, que va a tener tres entrenadores distintos en el espacio de menos de un año, o el Barça, donde Grimau está cuestionado pese a llevar sólo una temporada en el club.
En cualquier caso, el objetivo del Baskonia este verano, en el que no tiene la urgencia de fichar un apagafuegos que revitalice al equipo con el curso ya en marcha, debe ser encontrar un entrenador que aporte estabilidad al proyecto.