Una férrea defensa había permitido al Baskonia soñar con la victoria en el Palau. Los de Dusko Ivanovic consiguieron frenar la sangría tras el descanso. Y es que la escuadra gasteiztarra había recibido la friolera de 47 puntos hasta el descanso (24+23) y con esos guarismos iba a ser casi imposible salir airoso del Palau.
Hacía falta subir la intensidad atrás y el conjunto azulgrana lo hizo. Los guerreros del sargento balcánico subieron las líneas y consiguieron cortocircuitar el juego culé. Bloqueados. Maniatados e incapaces de superar la tela de araña impuesta por Ivanovic.
Los 15 puntos encajados en ese tercer cuarto confirman el excelente trabajo defensivo desplegado por los jugadores baskonistas tras el paso por los vestuarios. De arrancar la segunda mitad cinco puntos por debajo 47-42 a afrontar el último cuarto con seis de renta tras haber conseguido anotar la friolera de 26 puntos en esos diez minutos.
Y es que la buena defensa permitió al Baskonia robar muchos balones, correr el contragolpe y lograr canastas fáciles. El partido se estaba decantando hacia el cuadro gasteiztarra. Más aún, tras mantener esta buena línea en el arranque del último periodo.
El buen hacer del conjunto gasteiztarra le permitió alcanzar una máxima renta de 11 puntos (62-73) a falta de 7:18 para el final. La victoria cada vez estaba más cerca. Sin embargo, en ese instante dos chispazos culés y un cambio de estrategia de Roger Grimau provocó un giro de 180 grados en el partido.
Un triple liberado de Jabari Parker, acompañado de una falta estúpida de Moneke en esa misma acción permitió al Barcelona anotar seis puntos de una tacada en una misma jugada y volver a meterse en un partido del que estaba prácticamente fuera (68-73).
La apuesta del técnico catalán por un quinteto alto y muy físico le permitió incluso desarbolar por completo al Baskonia en esos últimos siete minutos de partido.
Con Satoransky y sus 2.01 metros dirigiendo las operaciones, un corpulento Kalinic actuando de escolta, el fornido Parra de alero, la polivalencia de Jabari Parker en el cuatro y la potencia física de Vesely en la pintura, el Barcelona acabó engullendo al Baskonia.
El 27-12 de parcial en esos siete últimos minutos de partido así lo confirma.
Empequeñecidos ante el poderío físico culé. Sin antídoto para un Vesely que hizo y deshizo a su antojo en las cercanías del aro.
El poste checo, que llegó al último cuarto con 10 puntos en su haber, acabó el partido con 23 tras anotar 13 en ese último tramo. Una pesadilla, la de un jugador al que el Baskonia tan solo podía parar con faltas –acabaría recibiendo 9– y que tras acabar con 28 puntos de valoración se convirtió en el verdugo del Baskonia. l