El mercado de fichajes de la Euroliga 2023-24 está teniendo un claro protagonista. Antes de que arrancara el verano, era difícil imaginar que tras varias temporadas en las que el Efes, el Real Madrid, el Barcelona, el Armani Milán y el Mónaco se han repartido con su enorme presupuesto a los fichajes más glamurosos, iba a ser el Panathinaikos quien se encargara de poner el panorama del baloncesto europeo patas arriba. El combinado griego, sumido desde hace años en una profunda crisis deportiva, se ha propuesto darle la vuelta a su situación y recuperar la gloria de antaño a golpe de talonario. Mimbres, desde luego, está consiguiendo de sobra para lograr su objetivo.

La contratación como entrenador de Ergin Ataman, campeón de las ediciones 2021 y 2022 de la Euroliga con el Efes, fue una clara declaración de intenciones. El siempre polémico propietario del Panathinaikos, Dimitris Giannakopoulos, se encargó de confirmarlo como técnico antes de que terminara la pasada temporada y afirmó que iba a reforzarse “para conseguir dobletes y tripletes”. Muchos lo tildaron de fanfarrón, pero la realidad es que está construyendo un equipo aspirante como mínimo a alcanzar la Final Four.

El último fichaje estrella que ha completado el Panathinaikos es el que anunció el ayer con la contratación del ala-pívot madrileño Juancho Hernangómez, al que ha convencido para regresar a la Euroliga tras su periplo por la NBA, adelantándose a otros clubes interesados como el Barcelona, que pretendía juntarlo con su hermano Willy. Juancho, en cualquier caso, solo es una pieza más de la competitiva plantilla que se está construyendo para Ataman.

Lavado de cara

Hasta el momento, el conjunto heleno ha incorporado once nuevos jugadores con nombres de primerísimo nivel como Kostas Sloukas (Olympiacos), el exbaskonista Luca Vildoza (Estrella Roja), Ioannis Papapetrou (Partizan), Dinos Mitoglou (Armani), Mathias Lessort (Partizan) –uno de los mejores pívot del pasado curso– o Kyle Guy (Joventut), verdugo del Baskonia en cuartos de final de la ACB, además de piezas para mejorar el fondo de armario como Jerian Grant (Turk Telekom), Dimitris Moraitis (Peristeri), Kostas Antetokounmpo (Fenerbahce) o Aleksander Balcerowski (Gran Canaria).

La fórmula para convencer a tanto jugador de calidad no es otra que una mareante oferta económica como las que han aceptado Sloukas para marcharse al máximo rival del Olympiacos y Hernangómez para dejar la NBA. 3,3 y 2,2 millones por temporada respectivamente que los sitúan entre los diez jugadores mejor pagados de la Euroliga.

Solo con las once incorporaciones ya se podría formar un equipo más que competitivo para asaltar la zona noble de la tabla, pero a ello hay que añadir la continuidad de una pieza importante del pasado curso como Marius Grigonis o los hermanos Kalaitzakis. Georgios Papagiannis, Mateusz Ponitka, Derrick Williams, Nate Wolters, Arturas Gudaitis, Lefteris Bochoridis, Dimitris Agravanis, Matt Thomas y Paris Lee, por su parte, han dejado el equipo confirmando el total lavado de cara de la plantilla.

Eso sí, lejos de darse por satisfechos, aún se encuentran rastreando el mercado de fichajes en busca de ponerle la guinda a la plantilla y el último nombre que ha salido a la palestra es el del escolta ucraniano Sviatoslav Mykhailiuk, al que están intentando convencer para dejar la NBA y apostar por la Euroliga.

Todo o nada

El Panathinaikos, uno de los grandes clubes de Europa con seis Euroligas en su palmarés, busca de esta manera regresar a una Final Four que se le resiste desde la temporada 2011-12 y devolver la ilusión al Oaka, un pabellón venido a menos en los últimos cuatro cursos en los que el equipo ni siquiera ha logrado alcanzar el play off y ha estado hundido en los últimos puestos de la clasificación. La pasada campaña, sin ir más lejos, terminó penúltimo con solo nueve triunfos en 34 jornadas y en 2020 Giannakopoulos llegó incluso a poner el club a la venta por 25 millones de euros.

Esto debería cambiar con la potente inversión realizada este verano, aunque juntar grandes nombres no siempre es sinónimo de éxito. Ataman deberá hacer funcionar un vestuario completamente nuevo y generar química entre piezas que jugarán juntas por primera vez. Lo que está claro es que el Baskonia tendrá un nuevo y temible rival a tener en cuenta en la pelea por alcanzar los cotizados puestos de play off.