El Baskonia finalizó anoche de mala manera una temporada que apuntaba alto, pero ha finalizado antes de lo previsto con un amargo sabor de boca. El objetivo de igualar la serie ante el Joventut era complejo dados los precedentes ante el conjunto de Carles Durán. Sin embargo, el conjunto vitoriano fue incapaz de igualar el físico y la intensidad de un rival que desde el primer minuto tuvo tomada la medida del juego baskonista y que, al igual que en la Copa, volvió a dejar a los vitorianos fuera de la lucha por un título.
La decepción para el baskonismo es mayúscula. Después de una campaña en la que el Baskonia se ha mantenido en lo más alto del campeonato doméstico con puño de hierro, los de Peñarroya dijeron ayer adiós por la puerta de atrás a un curso que ha concluido con una indudable decepción en el rostro. Y es que el Joventut fue superior a los vitorianos, tanto en el play off del campeonato doméstico, como en aquella eliminación lejana del torneo copero, cuyos fantasmas reaparecieron sobre el hervidero del Olímpic de Badalona.
Ahora bien, el triste desenlace baskonista estuvo marcado, sobre todo, por la falta de oxígeno de la rotación azulgrana. Peñarroya, caracterizado por brindar minutos a los jugadores de banquillo y por ofrecer rotaciones generosas en busca de frescura, apostó su última bala por la presencia sobre el parqué de tan solo nueve hombres. De ahí que pilares como Thompson, Rokas y Kotsar acabasen la velada ante con la mente nublada al no disponer de la necesitada gasolina en las piernas. Enoch, que entró en la lista en detrimento de Hommes, no hizo acto de presencia en una contienda donde el débil juego interior baskonista volvió a quedar patente pese a la garra del estonio.
Thompson, el alma máter de la dirección de juego, estuvo lejos de ser aquel base dominador en la creación de juego y letal en la anotación. Pese a mostrar un notable acierto desde la línea de triple, se vislumbró a un base sin piernas para culminar las entradas a canasta, donde se topó con la robustez de La Penya.
Howard, por su parte, volvió a pecar en los mismos errores que le condenaron en el lejano duelo copero. Anoche, el volcánico tirador se cargó de faltas y no pudo participar en los últimos tres minutos de la confrontación. Una ausencia que impidió cualquier intento de épica azulgrana.
Castigo en el rebote
El Baskonia recibió un irreparable correctivo en el defectuoso cierre del rebote. Los de Carles Durán lograron 15 rebotes ofensivos y, por culpa de esa falta de solidez vitoriana, el Joventut creció a pasos agigantados. Kotsar se erigió como el único bastión bajo el aro y tuvo que remar a contracorriente dado el alarmante bajón en el rendimiento de Costello, otra pieza bajo mínimos en este tramo decisivo. El costamarfileño también cerró la serie varios escalones por debajo de su nivel habitual, lo que a la postre condenó a un Baskonia que recibió su propia medicina ante un estable Joventut.